jueves, 27 de noviembre de 2014

Cómo dejar los malos hábitos


             Cómo dejar los malos hábitos.



Si eres de los que ni en las juntas laborales, cenas con la familia de tu galán o galana o hasta cuando duermes no deja de comerse las uñas, rascarse la cabeza o analizar de arriba abajo las personas, mejor sigue leyendo para saber cómo dejar esos malos hábitos.
Para empezar, debes saber que no eres el único interesado. La neurocientífica Ann Graybiel, del Instituto de Tecnología de Massachusets ha pasado su carrera tratando de entender los mecanismos por los cuales se crean los hábitos y por qué son tan difíciles de romper. Con ello, ha investigado qué tan de cerca el cerebro monitorea la actividad diaria y si es posible “apagar y prender” los comportamientos que tenemos muy arraigados, cuenta Carlin Flora en Discover Magazine.

En un reciente estudio para contestar estas interrogantes, Graybiel y sus colegas entrenaron a un grupo de ratas para que fueran a la derecha o a la izquierda en un laberinto en forma de T, basándose en diferentes pistas musicales. En uno de los finales del laberinto había una recompensa de agua con azúcar y, en el otro, agua con chocolate.

Después de permitirles tomar una u otra recompensa, los investigadores les inyectaron a las ratas un químico para inducir náuseas, lo que generaba una asociación entre esa recompensa y un sentimiento de malestar. Las ratas continuaron yendo hacia el camino al que eran guiadas, aún sintiéndose enfermas. Graybiel sospechaba que el comportamiento habitual de las ratas se mantiene en el área localizada en la parte frontal del cerebro, conocida como corteza infralímbica y por ello realizaban comportamientos habituales. Para comprobarlo, los investigadores debían apagar esta actividad en la corteza infralímbica.

Para ello, inyectaron un virus genéticamente modificado para que las neuronas de esta región fueran sensibles a la luz, una técnica conocida como optogenética. Después, los investigadores implantaron una sonda de luz de fibra óptica de la anchura del cabello de un bebé en las cabezas de las ratas. Cada vez que la luz estaba encendida, la mayoría de las células infectadas en la corteza dejaban de activarse. Después de un promedio de sólo tres ensayos con la luz encendida, las ratas dejaron de actuar de acuerdo a su entrenamiento. Los resultados sugieren que una pequeña parte del cerebro tiene el poder de controlar los patrones automáticos del comportamiento y, por lo tanto, los hábitos.

Para comprobar si al apagar la corteza se desactivaba también el hábito, el equipo de Graybiel le dio de nuevo a las ratas el tratamiento que las había enfermado; las ratas persistentemente rechazaron la recompensa. Cuando los investigadores activaron de nuevo la corteza para suprimir el nuevo hábito, las ratas corrieron hacia el tratamiento que las había hecho enfermar.

Graybiel cree que encendiendo y apagando un "mecanismo de conmutación", se apaga un viejo hábito y se prende uno nuevo.

Ella espera que la investigación pueda ayudar a proporcionar alivio en conductas compulsivas, incluyendo no sólo los hábitos molestos, como morderse las uñas, sino también las adicciones y el trastorno obsesivo-compulsivo.


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