jueves, 30 de abril de 2020

William James

William James: biografía, funcionalismo, pragmatismo, aportes

Lifeder | 2019-12-18T17:20:42+00:00 



William James (1864 – 1910) fue un psicólogo, filósofo y médico estadounidense. Es conocido popularmente como el padre de la psicología americana, así como uno de los precursores del enfoque funcional de esta ciencia.

También, junto con Charles Sanders Peirce, James revolucionó la filosofía de su época puesto que abrió las puertas al pragmatismo o practicalismo. Bajo ese enfoque las cosas tienen sentido tras conocer su utilidad.

Aunque estudió medicina nunca se dedicó a la práctica profesional de esa carrera, sino que su interés se centró en el estudio de la mente.

La mayor parte de su vida como profesor universitario la desempeñó en Harvard, donde alcanzó el hito de ser el primer profesor de Psicología en los Estados Unidos de Norteamérica. Allí mismo incursionó en otras áreas como la fisiología o la filosofía

Se cree que el pensamiento de James estuvo altamente influenciado por las teorías darwinistas durante su formación y que dominaban tanto el mundo de las ciencias como el de la filosofía en la época.

William James nació en el seno de una familia swedenborgiana adinerada. Su infancia transcurrió entre constantes mudanzas y una fuerte presión intelectual y espiritual que fue impuesta por su padre a todos los muchachos James.

Fue el único de sus hermanos que destacó en las ciencias, pero no llegó a ser el único nombre resaltante de su familia, puesto que William fue hermano de Henry James y Alice James, ambos destacados autores.

Aunque William James nunca se consideró a sí mismo un funcionalista en cuanto a la psicología, expresó ideas como la de la utilidad y el propósito del comportamiento humano, que se adapta a su ambiente.

También su esquema del funcionamiento de la psique humana fue ampliamente adoptado como cimiento por los psicólogos funcionalistas.
Biografía
Primeros años

William James nació el 11 de enero de 1842 en New York. Era el hijo mayor de Mary Robertson Walsh y Henry James Sr. Este hombre era un acaudalado miembro de la élite intelectual local, aunque no se sentía respetado por quienes consideraba sus pares.

Su padre eventualmente se convirtió en seguidor de la corriente teológica propuesta por Emanuel Swedenborg, en la que se alimentaba un rechazo férreo contra las instituciones eclesiásticas.

Además, Swedenborg afirmaba que Dios le había revelado la forma de corregir el rumbo que había sido abandonado por las iglesias y religiones establecidas.

Debido a las frecuentes mudanzas de la familia James, los niños no recibían una educación formal constante con un método único. A pesar de eso su padre alentaba los aspectos intelectuales de sus hijos a quienes proveyó de una visión cosmopolita de la vida.

A pesar de su fanatismo por la religión, el padre de William James intentó que sus hijos ingresaran a escuelas importantes, que tuvieran tutores de primera talla y que siempre estuviesen recibiendo estímulos intelectuales.

No obstante, la presión de Henry James Sr. sobre sus hijos fue más un peso que una bendición para los jóvenes que no terminaban de adaptarse a un país, una escuela o un profesor cuando debían empacar para ir a un nuevo lugar.
Mudanzas

El hermano menor de William James, Henry, nació el 15 de abril de 1843, poco más de un año tras la llegada del primogénito. Casi inmediatamente después de eso, su padre decidió vender la casa que poseían en New York para trasladarse a un nuevo ambiente.

Después de meditar los costos que implicaba vivir en el campo de los Estados Unidos, el señor James decidió que Europa sería una mejor elección. Londres fue su destino por un breve lapso de tiempo, de allí fueron a Francia en enero de 1844.

La experiencia francesa fue tan traumática para toda la familia, que pronto volvió a Inglaterra, donde tomaron una casa en Windsor en la que los niños tenían espacio para jugar gracias a los amplios jardines, además de ser vecinos de la realeza local.

Ese año Henry James Sr., comenzó a desarrollar severos ataques de depresión y en 1945 volvieron a Estados Unidos, justo a tiempo para que Garth Wilkinson, el tercer hijo de los James, llegara al mundo en New York.

Los siguientes dos años se repartieron entre viajes a las casas de las familias de ambos padres de William James en Albany y New York, puesto que ellos no contaban con una vivienda propia o alquilada.

En esa época también nació Robertson (1846). Este fue el último hijo varón de la familia.
De nuevo en la Gran Manzana

En 1847 los James finalmente decidieron asentarse en Manhattan, donde alquilaron una casa. Ese año nació la hermana de William, Alice, quien se hizo con un gran renombre como escritora tras la publicación póstuma de sus diarios.

De esta época, Henry James recordaba a su hermano como un niño muy precoz, pero también urgido de la aprobación de su padre y de los adultos en general. Para conseguirlo no solo hacía gala de sus talentos extraordinarios, sino que copiaba los comportamientos negativos de su padre.

En 1852 acudieron a la escuela de idiomas Vergnes, en la que estaban matriculados muchos jóvenes cubanos y mexicanos. Tiempo después el señor James decidió que el método no era el correcto para enseñar a sus hijos.

Entonces los transfirió a una escuela más pequeña dirigida por Richard Pulling Jenks, allí recibieron formación en áreas como escritura y dibujo, la última resultó de gran interés para el joven William, pero de nuevo su padre no estuvo a gusto con la pedagogía.

En 1855 la familia se trasladó nuevamente a Europa. En Inglaterra y Francia continuaron recibiendo distintos tutores que eran desechados con rapidez por el patriarca de la familia.
Conocimiento sin consistencia

Se dice que para esa fecha, William y Henry James ya habían estado en 10 escuelas diferentes. Además de los innumerables tutores que se habían paseado por su casa sin tiempo de llegar a dejar una influencia permanente en los niños.

Para esta época, William hablaba francés y alemán con fluidez. A los muchachos les faltaba la coherencia de un solo sistema, pero para su padre la educación de los hijos parecía un experimento constante.

Entre 1856 y 1857 William y su familia estuvieron en Boulogne y allí asistió a la escuela local durante ese período de tiempo. En 1858 los James volvieron a Estados Unidos y William fue inscrito en un colegio de Rhode Island. El chico en ese momento ya dominaba con fluidez cinco idiomas.

Al año siguiente volvieron a Europa y lo matricularon en una escuela en Ginebra. Por el desempeño que William James demostró, le ofrecieron unirse a la Societé des Zoffingue, que era un club en el que ingresaban los mejores estudiantes suizos.
En busca de su vocación

Desde muy temprano William James se sintió atraído por el arte, por eso entre 1860 y 1861, tras insistir mucho, su padre le permitió estudiar en el taller del conocido pintor americano William Morris Hunt. El mismo James no consideró poseer suficiente talento, así que se retiró.

En 1961 se decantó por las ciencias e ingresó en la Escuela Científica Lawrence de la Universidad de Harvard, en la que inició sus estudios superiores en Química.

Esos años se corresponden con el estallido de la guerra civil americana. Aunque William y Henry James no participaron porque tenían discapacidades físicas que lo impedían, los dos hermanos menores Wilky y Bob sí se enrolaron en el ejército.

En 1864 los James se mudaron a Boston, entonces fue cuando William se dio cuenta de que el dinero de su padre no era tan abundante como en otros tiempos y se percató de que en el futuro tendría que trabajar para ganar su sustento y el de su familia.

Puede decirse que los prospectos económicos lo impulsaron a entrar en la escuela de Medicina de Harvard. Al año siguiente comenzó a tener dudas sobre esa elección y decidió tomarse un año sabático.
Intelectualidad errante

Entre 1865 y 1866 participó junto con Louis Agassiz en una expedición por Brasil. William consideró que su real llamado podría estar en las ciencias naturales y nadie mejor que uno de los más brillantes naturalistas del mundo para descubrir si estaba en lo correcto.

Tras un período de calamidades en la expedición, William supo que ese no era el mundo al que quería pertenecer y volvió a Harvard a continuar su carrera como médico, pero su salud lo impidió.

En 1867 se trasladó a Francia y de allí pasó a Dresden en Alemania donde estudió con Helmholtz, Virchow y Bernard.

Durante su estancia en Alemania se interesó por la filosofía, un área que nunca dejó de estar entre sus prioridades intelectuales, aunque también descubrió el surgimiento de una ciencia que le atrajo poderosamente: la psicología.

A su vuelta al continente americano, en 1869, culminó la carrera en Harvard, aunque nunca ejerció la profesión de médico. Entonces las diferencias intelectuales con su padre era un asunto que atormentaba a William James.
Depresión e inicios profesionales

William por su formación poseía una aproximación científica hacia los asuntos de la vida, mientras que Henrry James Sr., mantenía sus posturas filosóficas inclinadas hacia la teología.

Eso llevó a que el hijo mayor desarrollara una profunda depresión que lo mantuvo prácticamente aislado durante tres años, los cuales vivió en la casa de sus padres sin dedicarse a nada en específico.

Creía que no podría escapar de la situación en la que se encontraba, porque tenía conocimiento de los períodos de intensa depresión que habían llevado a su padre hasta la incapacidad y pensaba que había heredado ese problema.

Todo cambió cuando William James leyó a Charles Renouvier y su planteamiento acerca del libre albedrío. Asumió como cierta esa propuesta y consideró que si no lo deseaba no tendría que convertirse en una réplica de su padre.

En agosto de 1872 le ofrecieron un puesto como profesor de fisiología y anatomía en Harvard, cosa que aceptó en buen grado. Invirtió todas sus energías en esa empresa para obtener buenos resultados.

No obstante, el exceso de trabajo al que se sometió lo dejó extenuado, por lo que se unió a su hermano Henry en un viaje por Europa en 1873. Al año siguiente volvió y retomó sus cursos en Harvard.
Psicología

En 1875 William James inauguró la primera cátedra universitaria de “Psicología Experimental” en los Estados Unidos de Norteamérica. Antes de eso los estudios de la psique se habían enmarcado en la frenología o la filosofía de la mente.

Durante el año siguiente James fue ascendido al cargo de profesor asistente de Fisiología. Ya entonces había encontrado un balance que le permitía llevar adelante su trabajo de una forma adecuada, pero sin llegar a extenuarse en exceso.

En 1879 fue nombrado instructor de Filosofía, un área que había estado estudiando con enfoques novedosos durante años. Poco después fue ascendido a profesor asistente en esa misma materia.
Matrimonio

El 20 de julio de 1878 William James contrajo matrimonio con Alice Howe Gibbens. Ella era una maestra de escuela oriunda de Boston, además de eso tocaba el piano y había recibido cierto reconocimiento por eso.

James había intentado retrasar el momento de conocer a su futura esposa, pero al hacerlo se enamoró y no opuso resistencia a la unión, que había sido coordinada por su padre.

Cuando le propuso matrimonio a Alice, William le explicó todos sus problemas mentales relacionados con los episodios de depresión, pero ella lejos de alejarse le brindó un importante apoyo y continuaron con sus planes.

De hecho, después del matrimonio William James comenzó a mejorar cada día y la pareja se volvió muy unida, especialmente porque ella siempre estuvo dispuesta a colaborar con él en cualquier aspecto.

En 1879 nació el primer hijo de James al que llamaron Henry, igual que el padre y el hermano del médico estadounidense. William había quedado completamente encantado por el bebé y expresó su deseo de tener más niños en el menor tiempo posible.
Padre de familia

En 1882 murió la madre de William James, esa pérdida fue un duro golpe para la familia, especialmente para Henry James Sr., quien murió meses más tarde mientras su hijo mayor se encontraba en Inglaterra.

Ese mismo año nació el segundo hijo de William y Alice, el pequeño fue bautizado con el nombre de su padre. El tercer descendiente de la pareja nació en 1884, pero murió un año más tarde por culpa de una neumonía bronquial.

También en 1885 nombraron a James profesor titular de Filosofía en Harvard. Poco tiempo después la familia se trasladó a New Hampshire, donde habían adquirido una casa propia y en donde llegó al mundo Margaret Mary (1887), la única hija de los James.

La casa de los James en Cambridge estuvo lista en 1889 y todos se trasladaron al nuevo hogar. Al año siguiente William publicó Los principios de la psicología, que recibió buenas reseñas en general, a pesar de que algunos expertos como Wilhelm Wundt afirmaran que “no era psicología”.

Ese mismo año nació el último de los hijos, que fue bautizado como Alexander Robertson. Dos años más tarde, en 1892 James realizó una obra resumida de su anterior trabajo, conocida como Psicología: el curso breve.
Años de activismo y prestigio

En ese tiempo falleció la hermana de William James, Alice, en Londres. En julio comenzó a dictar sus conferencias ante los catedráticos de Cambridge, lo que lo convirtió en el primero en relacionar la psicología con la educación.

Quedó extenuado y se tomó un año libre por Europa, en esta ocasión junto con su familia e inscribió a sus hijos en una escuela en Florencia.

Desde que regresó a América, James comenzó a preocuparse por el creciente desarraigo que sentía con su propia tierra, cosa que intentó contrarrestar con un duro activismo entre 1894 y 1899.

Formó parte de la Asociación de Psicología Americana, así como de la Asociación de Filosofía Americana. En 1894 conoció a Sigmund Freud en la Universidad de Clark durante la visita del austríaco.

James continuó publicando obras y realizando conferencias y charlas por todo el país. Otro doctorado le fue otorgado en 1896, en esa ocasión por Princeton.
Últimos años

En 1898 William James comenzó a padecer de problemas cardíacos, por lo que se trasladó a Europa mientras se recuperaba. Entre 1901 y 1902 realizó conferencias en la Universidad de Edimburg, de la cual recibió otro doctorado.

Para 1902 James había vuelto a su tierra y un año más tarde Harvard, su alma mater, además del hogar de su carrera docente, decidió entregarle un doctorado honorífico. Luego salió de viaje por Europa junto con su hermano Henry.

Asistió al Quinto Congreso Internacional de Psicología en 1905. Después se trasladó a Standford, en cuya universidad dio clases durante un semestre, suficiente tiempo para vivir el terremoto de San Francisco.

Al año siguiente tuvo varias ponencias en el Instituto Lowell y luego en la Universidad de Columbia. De allí surgieron las bases de uno de sus trabajos más importantes: Pragmatismo. El 22 de enero de 1907 William James dio su última clase en Harvard.
Muerte

William James falleció el 26 de agosto de 1910 en Chocorua, New Hampshire. Las personas cercanas a él anticiparon su estado que lo condujo a una falla cardíaca fatal, tras un viaje por Europa. James fue sepultado en el cementerio de Cambridge, Massachusetts.

Entre 1908 y 1909 habían regresado los problemas del corazón que lo aquejaban desde 1898 y después de su viaje había permanecido en cama, desde donde se rehusaba a ingerir cualquier cosa que no fuera leche.
Pragmatismo

William James fue uno de los precursores de esta filosofía, junto con Charles Sanders Peirce. Para los seguidores de esta corriente la verdad depende del valor práctico o utilitario que posee algún elemento dado.

El centro del pragmatismo o practicalismo es la relación entre las consecuencias prácticas con la verdad. También propone que los actos son guiados por el pensamiento y que la verdad es consecuencia de una creencia.

Para James la verdad podía cambiar dependiendo de los marcos de referencia que posee cada individuo. Es por esto que aunque una realidad deba ser verificable, no necesariamente lo que es real para unos debe serlo para otros.
Funcionalismo

Aunque James no se incluía a sí mismo en el grupo de los psicólogos funcionalistas, fue él quien sentó las bases de esta corriente con conceptos como su esquema mental.

Además, al seguir la corriente darwiniana de la selección natural, asumió que al igual que otras características de los organismos el comportamiento podría adaptarse al entorno y conservar aquel que le brindara mayores beneficios.

Para James la mente debía estudiarse como un conjunto y consideró que estaba guiada por un proceso dinámico en el que interactuaban el consciente y el subconsciente, ambos producto de la naturaleza pero el primero personal y el segundo impersonal.
Otros aportes a la psicología
Teoría del “yo”

Para William James existían dos tipos de yo:

El trascendental, que se corresponde con el concepto de ego al que relacionó con la consciencia de la propia existencia y los actos que un individuo ha realizado.

Luego se encuentra el yo empírico, que puede analizarse en tercera persona para describir sucesos que le acontecieron. Se subdivide en tres partes:

– Yo material: se relaciona con las posesiones entre las que se cuenta el cuerpo, la ropa, el dinero u otras posesiones.

– Yo social: modo de presentarse ante las distintas relaciones sociales que establece durante su vida. James pensaba que las personas podían cambiar su forma de ser para adaptarse a la situación.

– Yo espiritual: el centro de un individuo, consiste principalmente en las creencias centrales que tienden a no cambiar.
Emociones

Para William James las emociones no eran desatadas directamente por los estímulos, sino que se trataba de un hilo que iniciaba con un hecho en concreto, pasaba a ser una sensación y devenía, finalmente, en una emoción.
Instintos

La influencia de los trabajos de Darwin fue intensa, especialmente al principio de la carrera de James, quien aseguró que los humanos, por su naturaleza, tenían instintos, incluso más que otros animales.

Sin embargo, la complejidad de la psique humana podía hacer que la experiencia se impusiera sobre los instintos, además podría experimentarse un conflicto de instintos, que obligaba a que uno de ellos fuese descartado.

Demócrito: Biografía, Filosofía y Aportes


Demócrito: Biografía, Filosofía y Aportes

Demócrito de Abdera (c. 460 a. C. – 370 a. C.) fue un filósofo griego, también conocido como el “filósofo que se ríe” o “el filósofo risueño”, porque siempre estaba alegre y le gustaba ver el lado cómico de la vida. Algunas de sus principales aportes a la filosofía y a la ciencia son el atomismo, la antropología e importantes conocimientos de astronomía.
A pesar de haber sido contemporáneo a Sócrates, la línea de pensamiento de Demócrito se ubica en el período presocrático, puesto que su enfoque filosófico se asemejaba más al de los pensadores presocráticos que al de Sócrates y Platón.
Se cree que estudió astronomía y teología con los magos (hombres sabios) del rey persa Xerxes. Con la herencia de su padre, viajó y estudió en Persia, Babilonia, la India, Etiopía, Egipto, Grecia.
Una vez agotada su herencia, regresó a su tierra natal y se estableció con su hermano Damosis. Aquí centró sus estudios en la filosofía natural, la cual impartía a través de clases públicas. Fue discípulo de Leucipo, con quien fundó la escuela del atomismo.
Los trabajos de Demócrito cubren diversas áreas, incluyendo ética, física, matemática, música y cosmología. La mayor parte de estos trabajos ha sobrevivido gracias a fuentes secundarias, como las críticas de Aristóteles.

Biografía

El nombre Demócrito significa “escogido de la gente”. A este filósofo no sólo se le conoció por su nombre, sino también por sus apodos. Era llamado el Abderita, Milesio o el “filosofo que se ríe”.
Demócrito vivió entre los años 460 a.C. y 370 a.C., fue originario de la ciudad de Abdera, actualmente conocida como Tracia, sobre la península balcánica localizada en el extremo norte del mar Egeo. Para aquel entonces, Abdera era la capital de una gran polis de Grecia.
Al morir su padre, Demócrito recibió la herencia que éste le había dejado. Haciendo uso de este dinero, viajó a Persia, donde fue alumno de los eruditos y magos del rey Jerjes I.

Estudios

Sus estudios tuvieron lugar mientras se llevaba a cabo la campaña militar por parte de Jerjes I contra los griegos, en un evento conocido como las Guerras Médicas, que finalizarían con la conquista del Imperio Aqueménida por parte de Alejando Magno.
Se dice que Demócrito vivía de forma extravagante, razón por la cual se le atribuyen numerosas historias que tienen lugar en los diferentes lugares que visitó, incluyendo Egipto, Persia y Mesopotamia.
Una de sus más famosas leyendas indica que Demócrito se arrancó los ojos, pues estos evitaban que se pudiese concentrar durante sus cavilaciones filosóficas. También se dice que era capaz de sentir qué iba a pasar en el futuro.
También hay historias que cuentan que Demócrito solía reírse de forma irónica de la forma en que se desenvolvían los seres humanos frente a los avances del mundo. Se reía a menudo argumentando que la risa torna a los hombres sabios.

Muerte

Se cree que Demócrito murió en el año 370 a.C. a la edad de 90 años. No obstante, muchos autores de la época coinciden en que vivió más de cien años al elegir acabar con su vida de forma voluntaria.

Filosofía

En el contexto en el que se desarrolló Demócrito, la prioridad no era el enfoque empírico sino la lógica, y la necesidad de llegar a las concepciones únicamente a través de la racionalidad.
Esto se explica porque estos filósofos restaban importancia a todo lo que fuera percibido a través de los sentidos, a los cuales no les concedían características de fiabilidad. Ellos, incluido Demócrito, estimaban que la percepción sensorial era enormemente relativa.

Atomismo

Una de las contribuciones más relevantes de Demócrito fue la creación de la escuela filosófica del atomismo. Esta línea de pensamiento surgió en respuesta a lo planteado por Parménides, quien afirmó que la materia es inmutable y eterna, y que los cambios que observan nuestros sentidos son errores de percepción.
En este sentido, Demócrito y Leucipo señalaron que existían, de hecho, ciertos materiales inmutables, los cuales se combinaban en distintas formas para dar lugar a los cambios que observamos en la materia. Estos “materiales inmutables” fueron denominados “átomos”, que quiere decir “indivisible” en griego.
De acuerdo con la escuela atomista, los átomos son partículas minúsculas, sólidas, que varían en tamaño, masa y forma y que se mueven en el vacío repeliéndose. Cuando chocan entre sí, forman conglomerados que dan origen a otros materiales más complejos.
Esto quiere decir que los objetos macroscópicos que observamos a diario son en realidad cúmulos de pequeños átomos.
La teoría de Demócrito sobre los átomos era correcta en muchos aspectos, pero fue rechazada por los filósofos. Sin embargo, influyó en el desarrollo de la teoría atómica de Dalton.

Teoría atómica

En el marco de la escuela atomista, a Demócrito se le atribuye el desarrollo de la ley atómica del universo. Esta ley había sido concebida tiempo atrás por quien fue su maestro, el filósofo Leucipo.
Los principales elementos de esta teoría pueden resumirse tomando en cuenta los siguientes puntos. En primer lugar, los átomos cuentan con cinco características específicas: la primera de estas es que son indivisibles, es decir, jamás pueden separarse.
La segunda característica es que son eternos, perdurables en el tiempo, sin comienzo ni fin. La tercera particularidad se refiere a que son incompresibles, tienen formas y tamaños específicos, por lo que no pueden comprimirse.
La cuarta característica tiene relación con su homogeneidad; a pesar de que pueden presentar ciertas diferencias en cuanto a figuras y formas, los átomos son homogéneos en cuanto a su composición interior.
Por último, la quinta característica que Demócrito asignó a los átomos es que son invisibles. No es posible verlos, debido a que son infinitamente pequeños, no perceptibles para el ojo humano; solo tenemos posibilidad de acceder al resultado de la combinación de varios de estos.
Además, para Demócrito las distintas configuraciones y combinaciones que se generaban a partir de los átomos diferían entre sí en cuanto a las propiedades del elemento producido. Es decir, diferentes composiciones generaban diversas propiedades.

Relación con Dios

De lo explicado con anterioridad puede entonces deducirse que Demócrito no consideró a Dios dentro de aquello que conforma al mundo, razón por la cual este filósofo se considera como el primer ateo de la historia, así como el primer pensador con carácter materialista.
Para Demócrito, la materia no fue creada por Dios, sino que fue creada por sí misma. Él estimó que todas las modificaciones que los seres presentaban se debían a cuestiones físicas, no a elementos o acciones sobrenaturales.
De hecho, un aspecto fundamental de la teoría propuesta por Demócrito tiene que ver con la concepción del azar como base para comprender el mundo. Este filósofo establece que tanto la necesidad como el azar constituyen los elementos a partir de los cuales se generan todos los procesos.

Movimiento

La doctrina de Demócrito y Leucipo tenía una consideración importante sobre el movimiento. Hasta el momento, el movimiento se había concebido como un fenómeno que se generaba de forma puntual, como consecuencia de una acción determinada.
En cambio, Demócrito estableció que el movimiento es un elemento que en sí mismo existe, e incluso fue uno de los primeros en introducir los conceptos vinculados con lo que hoy conocemos como inercia.

Vacío

Este concepto de Demócrito, asociado al no ser, era considerado a su vez como un ente con carácter no absoluto. Esto es así debido a que considera que el vacío era el escenario en el cual las partículas libres, no relacionadas entre sí, se movían.
Demócrito estableció que el vacío también está presente en la materia, debido a que consideró que cada átomo estaba caracterizado por una forma en particular, lo que le permitía vincularse con otros para generar un elemento determinado.

Combinación, no fusión

Esta unión de átomos era solo combinación, no fusión, debido a que estas partículas permanecían siempre como elementos diferentes entre sí.
Entonces, según Demócrito, dentro de estos elementos recién formados como consecuencia de la mezcla de átomos existe también una pequeña porción de vacío que contribuye en la diferenciación de cada átomo.
De hecho, el vacío es el espacio que permite que los átomos estén en constante movimiento y que le otorga la característica de eternidad.
Demócrito estableció que los átomos se unen para generar nuevos elementos. Como consecuencia de un choque entre estos elementos y otros, los átomos vuelven a separarse y posteriormente se combinan con otros para formar nuevos elementos, y así sucesivamente.
Entonces, sin la existencia del vacío los átomos no tendrían ese escenario ideal para desenvolverse y volver a unirse con otros, para formar nuevas combinaciones.

“El bien supremo”

En materia de ética, Demócrito siguió una filosofía semejante al hedonismo, tanto que podría ser considerada la predecesora de este. Fue uno de los primeros filósofos en plantear la existencia de un “bien supremo” o meta, al que llamó “buen humor” o “alegría”.
Este buen humor se relacionaba directamente con la capacidad del ser humano de disfrutar la vida sin tener que preocuparse por los problemas que lo rodeen.
Asimismo, señaló que este estado de bienestar se lograba a través de la búsqueda moderada de placeres, distinguiendo dos tipos: los placeres útiles y los dañinos, siendo los útiles los que generaban alegría.
A Demócrito se le atribuye la frase “el hombre valiente es aquel que vence no solo a sus enemigos sino a sus placeres”.

Aportes a la filosofía y ciencia

Geometría

A pesar de que Demócrito es más conocido gracias a su teoría atomista y sus estudios filosóficos, también fue un reconocido geómetra.
De hecho, esta ciencia fue una de las que más enseñó a quienes le seguían y muchas de sus publicaciones —que lamentablemente no han sobrevivido a nuestra época— tenían relación con el ámbito de la geometría y la astronomía.
Su interés por la geometría puede comprenderse al mirar el contexto de la época, pues muchos filósofos consideraban que la gran mayoría de los hechos y situaciones que se daban en el mundo podían explicarse a través de la geometría y la aritmética.
Esto se evidencia en el hecho de que Demócrito incluso llegó a dar características de figuras geométricas a elementos abstractos como el olor o el sabor. En este sentido, asoció algunas formas con ciertos elementos, lo cual significaba que sabían a tal o cual cosa.
Por ejemplo, para Demócrito los elementos que eran redondeados y lisos se caracterizaban por tener un sabor amargo; así mismo, las sustancias que eran más bien circulares tenían un sabor más dulce, y todos aquellos elementos ácidos y agrios tenían una estructura aguda y con ángulos.
Estas interpretaciones, que también se aplicaron en otros ámbitos como en el tacto, dan fe de lo elemental que este filósofo consideraba que eran las formas geométricas.

Estudio de los volúmenes

Además, entre sus estudios destacan también diversos tratados relacionados con el volumen de las figuras.
Por ejemplo, según registros históricos se cree que Demócrito pudo haber hallado la fórmula que refleja el volumen de una pirámide, y que también descubrió que esa misma fórmula puede aplicarse en el caso de querer identificar el volumen de un cono.
De estas disertaciones surgieron dos teoremas principales que se atribuyen a Demócrito. El primero de estos teoremas indica que, al comparar un cilindro y un cono que tengan altura y base igual, el volumen de dicho cono será una tercera parte del volumen de dicho cilindro.
El segundo teorema que se atribuye a Demócrito indica que, teniendo una pirámide y un prisma que miden lo mismo y tienen la misma base, el volumen correspondiente a la pirámide será una tercera parte del volumen del prisma.

Disertaciones sobre la luz

Como se ha visto, Demócrito fue un filósofo que se enfocó en comprender el porqué de las cosas basándose en el ámbito físico, dando especial importancia a la materia y su composición.
Por ende, las inquietudes que presentó estaban vinculadas con dar explicación física a diferentes fenómenos. Uno de estos fue la luz y su naturaleza corpuscular.
A raíz de sus razonamientos, Demócrito se identificó con la teoría de la emisión, que indica que los ojos producen una especie de rayos o partículas, gracias a las cuales es posible percibir y distinguir los objetos.

Teoría de la percepción

La teoría de la percepción de Demócrito está estrechamente relacionada con la escuela del atomismo. Este filósofo señalaba que las imágenes (eidôla) eran en realidad capas de átomos.
Estas películas de átomos se encogen y se expanden. Solo aquellas que se encojan lo suficiente son capaces de entrar en el ojo humano.
En este sentido, son los cambios producidos en las películas de átomos los que nos permiten percibir la realidad. Asimismo, las propiedades visibles de los objetos macroscópicos (como el tamaño y la forma) son producto de dichas películas.

El conocimiento

En materia de epistemología, Demócrito distinguió dos tipos de conocimiento: el conocimiento bastardo y el conocimiento legítimo. El conocimiento bastardo es aquel subjetivo e insuficiente, que se obtiene a través de la percepción sensorial.
Por su parte, el conocimiento legítimo es el conocimiento genuino, el cual se obtiene a través del procesamiento del conocimiento bastardo, empleando un razonamiento inductivo.

La antropología

A pesar de que no existe evidencia contundente, algunos historiadores señalan que es posible que Demócrito haya sido el creador de la teoría sobre el desarrollo histórico de las comunidades humanas.
Esta suposición se hace tomando en cuenta la información obtenida a través de fuentes secundarias, según la cual Demócrito demostró interés por el estudio del origen de las sociedades humanas, sus instituciones y su cultura. Esto quiere decir que este estudioso griego pudo haber sido uno de los primeros antropólogos.

Matemáticas y geometría

Demócrito fue uno de los pioneros en matemáticas y geometría. De hecho, escribió tratados sobre los números, las figuras, las tangentes, los números irracionales, entre otros. Sin embargo, en nuestros días no existen copias de estos tratados y se sabe de ellos solo gracias a fuentes secundarias.
De igual modo, se sabe que Demócrito fue el primero en observar que el volumen de un cono es igual al tercio del volumen de un cilindro que tenga la misma base y la misma altura del cono en cuestión.

Astronomía

Demócrito fue también el primer filósofo en darse cuenta de que el cuerpo celestial que conocemos como la Vía Láctea estaba formado por la luz de miles de estrellas distantes.
Asimismo, fue uno de los primeros en plantear que el universo estaba lleno de planetas, alguno de los cuales estaban deshabitados.

Obras

La obra de Demócrito fue desconocida en Atenas. Se cree que Aristóteles fue el primero en estudiarla y comentarla de manera extensa, y que la razón por la que su obra no fue tan famosa como la de otros filósofos se debe a que a él mismo no le interesaba ser famoso.
Tras su muerte, el historiador griego Diógenes Laercio hablaría sobre la existencia de múltiples escritos dejados por Demócrito. Estos escritos incluirían más de 70 textos y tratados sobre matemática, ética, física, técnica y música.
Entre sus obras más famosas destacan el Gran Diacosmos, y varias compilaciones de fragmentos de sus pensamientos, como lo son las de Leszl, Diels-Kranz y Luria.
Por el contenido de su obra, Demócrito es considerado uno de los primeros autores enciclopédicos de la historia.










Por Catherine Martinez

Demócrito de Abdera (c. 460 a. C. – 370 a. C.) fue un filósofo griego, también conocido como el “filósofo que se ríe” o “el filósofo risueño”, porque siempre estaba alegre y le gustaba ver el lado cómico de la vida. Algunas de sus principales aportes a la filosofía y a la ciencia son el atomismo, la antropología e importantes conocimientos de astronomía.

A pesar de haber sido contemporáneo a Sócrates, la línea de pensamiento de Demócrito se ubica en el período presocrático, puesto que su enfoque filosófico se asemejaba más al de los pensadores presocráticos que al de Sócrates y Platón.

Se cree que estudió astronomía y teología con los magos (hombres sabios) del rey persa Xerxes. Con la herencia de su padre, viajó y estudió en Persia, Babilonia, la India, Etiopía, Egipto, Grecia.

Una vez agotada su herencia, regresó a su tierra natal y se estableció con su hermano Damosis. Aquí centró sus estudios en la filosofía natural, la cual impartía a través de clases públicas. Fue discípulo de Leucipo, con quien fundó la escuela del atomismo.

Los trabajos de Demócrito cubren diversas áreas, incluyendo ética, física, matemática, música y cosmología. La mayor parte de estos trabajos ha sobrevivido gracias a fuentes secundarias, como las críticas de Aristóteles.


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Biografía

El nombre Demócrito significa “escogido de la gente”. A este filósofo no sólo se le conoció por su nombre, sino también por sus apodos. Era llamado el Abderita, Milesio o el “filosofo que se ríe”.

Demócrito vivió entre los años 460 a.C. y 370 a.C., fue originario de la ciudad de Abdera, actualmente conocida como Tracia, sobre la península balcánica localizada en el extremo norte del mar Egeo. Para aquel entonces, Abdera era la capital de una gran polis de Grecia.

Al morir su padre, Demócrito recibió la herencia que éste le había dejado. Haciendo uso de este dinero, viajó a Persia, donde fue alumno de los eruditos y magos del rey Jerjes I.
Estudios

Sus estudios tuvieron lugar mientras se llevaba a cabo la campaña militar por parte de Jerjes I contra los griegos, en un evento conocido como las Guerras Médicas, que finalizarían con la conquista del Imperio Aqueménida por parte de Alejando Magno.

Se dice que Demócrito vivía de forma extravagante, razón por la cual se le atribuyen numerosas historias que tienen lugar en los diferentes lugares que visitó, incluyendo Egipto, Persia y Mesopotamia.

Una de sus más famosas leyendas indica que Demócrito se arrancó los ojos, pues estos evitaban que se pudiese concentrar durante sus cavilaciones filosóficas. También se dice que era capaz de sentir qué iba a pasar en el futuro.

También hay historias que cuentan que Demócrito solía reírse de forma irónica de la forma en que se desenvolvían los seres humanos frente a los avances del mundo. Se reía a menudo argumentando que la risa torna a los hombres sabios.
Muerte

Se cree que Demócrito murió en el año 370 a.C. a la edad de 90 años. No obstante, muchos autores de la época coinciden en que vivió más de cien años al elegir acabar con su vida de forma voluntaria.
Filosofía

En el contexto en el que se desarrolló Demócrito, la prioridad no era el enfoque empírico sino la lógica, y la necesidad de llegar a las concepciones únicamente a través de la racionalidad.

Esto se explica porque estos filósofos restaban importancia a todo lo que fuera percibido a través de los sentidos, a los cuales no les concedían características de fiabilidad. Ellos, incluido Demócrito, estimaban que la percepción sensorial era enormemente relativa.
Atomismo

Una de las contribuciones más relevantes de Demócrito fue la creación de la escuela filosófica del atomismo. Esta línea de pensamiento surgió en respuesta a lo planteado por Parménides, quien afirmó que la materia es inmutable y eterna, y que los cambios que observan nuestros sentidos son errores de percepción.

En este sentido, Demócrito y Leucipo señalaron que existían, de hecho, ciertos materiales inmutables, los cuales se combinaban en distintas formas para dar lugar a los cambios que observamos en la materia. Estos “materiales inmutables” fueron denominados “átomos”, que quiere decir “indivisible” en griego.

De acuerdo con la escuela atomista, los átomos son partículas minúsculas, sólidas, que varían en tamaño, masa y forma y que se mueven en el vacío repeliéndose. Cuando chocan entre sí, forman conglomerados que dan origen a otros materiales más complejos.

Esto quiere decir que los objetos macroscópicos que observamos a diario son en realidad cúmulos de pequeños átomos.

La teoría de Demócrito sobre los átomos era correcta en muchos aspectos, pero fue rechazada por los filósofos. Sin embargo, influyó en el desarrollo de la teoría atómica de Dalton.
Teoría atómica

En el marco de la escuela atomista, a Demócrito se le atribuye el desarrollo de la ley atómica del universo. Esta ley había sido concebida tiempo atrás por quien fue su maestro, el filósofo Leucipo.

Los principales elementos de esta teoría pueden resumirse tomando en cuenta los siguientes puntos. En primer lugar, los átomos cuentan con cinco características específicas: la primera de estas es que son indivisibles, es decir, jamás pueden separarse.


La segunda característica es que son eternos, perdurables en el tiempo, sin comienzo ni fin. La tercera particularidad se refiere a que son incompresibles, tienen formas y tamaños específicos, por lo que no pueden comprimirse.

La cuarta característica tiene relación con su homogeneidad; a pesar de que pueden presentar ciertas diferencias en cuanto a figuras y formas, los átomos son homogéneos en cuanto a su composición interior.

Por último, la quinta característica que Demócrito asignó a los átomos es que son invisibles. No es posible verlos, debido a que son infinitamente pequeños, no perceptibles para el ojo humano; solo tenemos posibilidad de acceder al resultado de la combinación de varios de estos.

Además, para Demócrito las distintas configuraciones y combinaciones que se generaban a partir de los átomos diferían entre sí en cuanto a las propiedades del elemento producido. Es decir, diferentes composiciones generaban diversas propiedades.
Relación con Dios

De lo explicado con anterioridad puede entonces deducirse que Demócrito no consideró a Dios dentro de aquello que conforma al mundo, razón por la cual este filósofo se considera como el primer ateo de la historia, así como el primer pensador con carácter materialista.

Para Demócrito, la materia no fue creada por Dios, sino que fue creada por sí misma. Él estimó que todas las modificaciones que los seres presentaban se debían a cuestiones físicas, no a elementos o acciones sobrenaturales.

De hecho, un aspecto fundamental de la teoría propuesta por Demócrito tiene que ver con la concepción del azar como base para comprender el mundo. Este filósofo establece que tanto la necesidad como el azar constituyen los elementos a partir de los cuales se generan todos los procesos.
Movimiento

La doctrina de Demócrito y Leucipo tenía una consideración importante sobre el movimiento. Hasta el momento, el movimiento se había concebido como un fenómeno que se generaba de forma puntual, como consecuencia de una acción determinada.

En cambio, Demócrito estableció que el movimiento es un elemento que en sí mismo existe, e incluso fue uno de los primeros en introducir los conceptos vinculados con lo que hoy conocemos como inercia.
Vacío

Este concepto de Demócrito, asociado al no ser, era considerado a su vez como un ente con carácter no absoluto. Esto es así debido a que considera que el vacío era el escenario en el cual las partículas libres, no relacionadas entre sí, se movían.

Demócrito estableció que el vacío también está presente en la materia, debido a que consideró que cada átomo estaba caracterizado por una forma en particular, lo que le permitía vincularse con otros para generar un elemento determinado.
Combinación, no fusión

Esta unión de átomos era solo combinación, no fusión, debido a que estas partículas permanecían siempre como elementos diferentes entre sí.

Entonces, según Demócrito, dentro de estos elementos recién formados como consecuencia de la mezcla de átomos existe también una pequeña porción de vacío que contribuye en la diferenciación de cada átomo.


De hecho, el vacío es el espacio que permite que los átomos estén en constante movimiento y que le otorga la característica de eternidad.

Demócrito estableció que los átomos se unen para generar nuevos elementos. Como consecuencia de un choque entre estos elementos y otros, los átomos vuelven a separarse y posteriormente se combinan con otros para formar nuevos elementos, y así sucesivamente.

Entonces, sin la existencia del vacío los átomos no tendrían ese escenario ideal para desenvolverse y volver a unirse con otros, para formar nuevas combinaciones.
“El bien supremo”

En materia de ética, Demócrito siguió una filosofía semejante al hedonismo, tanto que podría ser considerada la predecesora de este. Fue uno de los primeros filósofos en plantear la existencia de un “bien supremo” o meta, al que llamó “buen humor” o “alegría”.

Este buen humor se relacionaba directamente con la capacidad del ser humano de disfrutar la vida sin tener que preocuparse por los problemas que lo rodeen.

Asimismo, señaló que este estado de bienestar se lograba a través de la búsqueda moderada de placeres, distinguiendo dos tipos: los placeres útiles y los dañinos, siendo los útiles los que generaban alegría.

A Demócrito se le atribuye la frase “el hombre valiente es aquel que vence no solo a sus enemigos sino a sus placeres”.

Aportes a la filosofía y ciencia
Geometría

A pesar de que Demócrito es más conocido gracias a su teoría atomista y sus estudios filosóficos, también fue un reconocido geómetra.

De hecho, esta ciencia fue una de las que más enseñó a quienes le seguían y muchas de sus publicaciones —que lamentablemente no han sobrevivido a nuestra época— tenían relación con el ámbito de la geometría y la astronomía.

Su interés por la geometría puede comprenderse al mirar el contexto de la época, pues muchos filósofos consideraban que la gran mayoría de los hechos y situaciones que se daban en el mundo podían explicarse a través de la geometría y la aritmética.

Esto se evidencia en el hecho de que Demócrito incluso llegó a dar características de figuras geométricas a elementos abstractos como el olor o el sabor. En este sentido, asoció algunas formas con ciertos elementos, lo cual significaba que sabían a tal o cual cosa.

Por ejemplo, para Demócrito los elementos que eran redondeados y lisos se caracterizaban por tener un sabor amargo; así mismo, las sustancias que eran más bien circulares tenían un sabor más dulce, y todos aquellos elementos ácidos y agrios tenían una estructura aguda y con ángulos.

Estas interpretaciones, que también se aplicaron en otros ámbitos como en el tacto, dan fe de lo elemental que este filósofo consideraba que eran las formas geométricas.
Estudio de los volúmenes

Además, entre sus estudios destacan también diversos tratados relacionados con el volumen de las figuras.

Por ejemplo, según registros históricos se cree que Demócrito pudo haber hallado la fórmula que refleja el volumen de una pirámide, y que también descubrió que esa misma fórmula puede aplicarse en el caso de querer identificar el volumen de un cono.

De estas disertaciones surgieron dos teoremas principales que se atribuyen a Demócrito. El primero de estos teoremas indica que, al comparar un cilindro y un cono que tengan altura y base igual, el volumen de dicho cono será una tercera parte del volumen de dicho cilindro.

El segundo teorema que se atribuye a Demócrito indica que, teniendo una pirámide y un prisma que miden lo mismo y tienen la misma base, el volumen correspondiente a la pirámide será una tercera parte del volumen del prisma.
Disertaciones sobre la luz

Como se ha visto, Demócrito fue un filósofo que se enfocó en comprender el porqué de las cosas basándose en el ámbito físico, dando especial importancia a la materia y su composición.

Por ende, las inquietudes que presentó estaban vinculadas con dar explicación física a diferentes fenómenos. Uno de estos fue la luz y su naturaleza corpuscular.

A raíz de sus razonamientos, Demócrito se identificó con la teoría de la emisión, que indica que los ojos producen una especie de rayos o partículas, gracias a las cuales es posible percibir y distinguir los objetos.
Teoría de la percepción

La teoría de la percepción de Demócrito está estrechamente relacionada con la escuela del atomismo. Este filósofo señalaba que las imágenes (eidôla) eran en realidad capas de átomos. 


Estas películas de átomos se encogen y se expanden. Solo aquellas que se encojan lo suficiente son capaces de entrar en el ojo humano.

En este sentido, son los cambios producidos en las películas de átomos los que nos permiten percibir la realidad. Asimismo, las propiedades visibles de los objetos macroscópicos (como el tamaño y la forma) son producto de dichas películas.
El conocimiento

En materia de epistemología, Demócrito distinguió dos tipos de conocimiento: el conocimiento bastardo y el conocimiento legítimo. El conocimiento bastardo es aquel subjetivo e insuficiente, que se obtiene a través de la percepción sensorial.

Por su parte, el conocimiento legítimo es el conocimiento genuino, el cual se obtiene a través del procesamiento del conocimiento bastardo, empleando un razonamiento inductivo.
La antropología

A pesar de que no existe evidencia contundente, algunos historiadores señalan que es posible que Demócrito haya sido el creador de la teoría sobre el desarrollo histórico de las comunidades humanas.

Esta suposición se hace tomando en cuenta la información obtenida a través de fuentes secundarias, según la cual Demócrito demostró interés por el estudio del origen de las sociedades humanas, sus instituciones y su cultura. Esto quiere decir que este estudioso griego pudo haber sido uno de los primeros antropólogos.
Matemáticas y geometría

Demócrito fue uno de los pioneros en matemáticas y geometría. De hecho, escribió tratados sobre los números, las figuras, las tangentes, los números irracionales, entre otros. Sin embargo, en nuestros días no existen copias de estos tratados y se sabe de ellos solo gracias a fuentes secundarias.

De igual modo, se sabe que Demócrito fue el primero en observar que el volumen de un cono es igual al tercio del volumen de un cilindro que tenga la misma base y la misma altura del cono en cuestión.
Astronomía

Demócrito fue también el primer filósofo en darse cuenta de que el cuerpo celestial que conocemos como la Vía Láctea estaba formado por la luz de miles de estrellas distantes. 

Asimismo, fue uno de los primeros en plantear que el universo estaba lleno de planetas, alguno de los cuales estaban deshabitados. 
Obras

La obra de Demócrito fue desconocida en Atenas. Se cree que Aristóteles fue el primero en estudiarla y comentarla de manera extensa, y que la razón por la que su obra no fue tan famosa como la de otros filósofos se debe a que a él mismo no le interesaba ser famoso.

Tras su muerte, el historiador griego Diógenes Laercio hablaría sobre la existencia de múltiples escritos dejados por Demócrito. Estos escritos incluirían más de 70 textos y tratados sobre matemática, ética, física, técnica y música.

Entre sus obras más famosas destacan el Gran Diacosmos, y varias compilaciones de fragmentos de sus pensamientos, como lo son las de Leszl, Diels-Kranz y Luria.



Por el contenido de su obra, Demócrito es considerado uno de los primeros autores enciclopédicos de la historia.

Zenón de Citio

Zenón de Citio: Biografía, Pensamiento, Aportes y Obra
Por Joaquin Montano

Zenón de Citio fue un filósofo griego cuya principal contribución fue la creación del estoicismo. Esta escuela filosófica se enfrenta a los partidarios de Epicuro, estableciendo la primacía de la lógica y la física como elementos fundamentales para alcanzar la virtud. Zenón nació en la ciudad chipriota de Citio, en aquel momento una colonia griega. Su interés por la filosofía le llegó tras llegar a Atenas y empezar a relacionarse con varios filósofos del momento. Fue alumno de Crates y de Estilpón, ambos pertenecientes a la escuela cínica.





Sin embargo, la evolución de su pensamiento —influido por Platón, Aristóteles y Heráclito— llevó a Zenón a distanciarse de ellos y a establecer sus propias teorías. De carácter tolerante, comenzó a dar lecciones para todos los que estuvieran interesados bajo el Pórtico Pintado de Atenas.

De ahí proviene el nombre de estoicismo, ya que en griego pórtico se dice stoa. A pesar de que existen informaciones contradictorias, la mayoría de los expertos apunta que se suicidó después de 30 años enseñando su filosofía. Fue autor de bastantes obras, pero ninguna ha llegado completa hasta nuestros días.

Índice [Ocultar]
1 Biografía
1.1 Discípulo de Crates
1.2 Creación del estoicismo
1.3 Muerte
2 Pensamiento
2.1 Arte del buen vivir
2.2 Conocimiento
2.3 Felicidad
3 Principales aportes
3.1 La lógica
3.2 La física
3.3 La ética
3.4 La virtud
4 Obra
5 Referencias

Biografía

Zenón de Citio nació en el año 336 a. C. en la localidad chipriota de Citio. Durante muchos años trabajó con su padre, un rico comerciante de la zona, y su interés por la filosofía no se despertó hasta bien pasada su juventud.

Existen diversas historias que relatan cómo llegó a Atenas y empezó a estudiar filosofía. La más recurrente es la que cuenta que, viajando en un barco mercante, un naufragio provocó su hundimiento y le hizo llegar a la capital griega. Además, ese accidente provocó que perdiera la mayor parte de su fortuna.
Discípulo de Crates

Ese mismo naufragio y la llegada consiguiente a Atenas entronca con la forma en la que se relata que conoció a los filósofos que se convertirían en sus maestros.

Se cuenta que Zenón entró en una tienda de libros y comenzó a leer la obra titulada Libro II de los comentarios de Jenofonte. Al parecer, quedó muy impresionado por la lectura y preguntó por los hombres de los que hablaba el libro.

El librero, viendo pasar en ese momento al filósofo cínico Crates de Tebas, se lo señaló y le dijo que lo siguiera. Así lo hizo, convirtiéndose en su discípulo desde ese día. Posteriormente pasó a ser alumnos de Estilpón y de Jenócrates. Todas esta formación le llevó los siguientes diez años.
Creación del estoicismo

Después de esos años como discípulo, Zenón no quedó convencido de las enseñanzas de sus maestros. Por eso, y con el bagaje acumulado, diseño su propio sistema filosófico.

Alrededor del año 300 a. C. empezó a impartir sus doctrinas bajo un pórtico de la ciudad de Atenas que acabó dando nombre a su corriente filosófica: el estoicismo.

Según dejaron escrito algunos de sus discípulos, Zenón se distinguía por no ser nada elitista a la hora de enseñar. Cualquiera era libre de acudir y escucharlo, sin importar su condición social y cultural.


Eso no quiere decir que el filósofo no tuviera buenas relaciones. De acuerdo con los historiadores, trabó una buena amistad con el rey Antígono II de Macedonia, que acostumbraba a invitarlo a sus banquetes a pesar de las costumbres nada hedonistas de Zenón.

Lo que nunca pudo hacer fue participar en la vida política ateniense, algo muy usual entre los filósofos. Su condición de extranjero hacía que le estuviera prohibido.

Existen bastantes testimonios que hablan del buen carácter de Zenón quien, al parecer, toleraba incluso los insultos. Por otra parte, parece que permaneció célibe toda su vida.
Muerte

Zenón se dedicó a enseñar filosofía durante más de 30 años. La hipótesis más aceptada sobre su muerte es que se suicidó en el año 264 a. C., cuando contaba 72 años.
Pensamiento

Dado que no se han conservado los escritos originales de Zenón de Citio, todo lo que se conoce sobre su pensamiento proviene de testimonios posteriores, especialmente de Crisipo.

Según estos testimonios, Zenón afirmaba que «existe un orden a la vez racional y natural de las cosas» y «el bien consiste en el acuerdo pleno del individuo con ese orden», frases que forman parte de la base del estoicismo.

Igualmente, se le atribuye el haber dividido la investigación filosófica entre la lógica, la física y la ética.
Arte del buen vivir

La escuela estoica fundada por Zenón rechazaba todo tipo de trascendencia y metafísica. Para el autor, el llamado “arte del buen vivir” debía centrarse en la lógica, la ética y la física.

En su pensamiento, la lógica era la manera de defenderse y filtrar lo que procede del exterior de la mente humana. Por su parte, la física era la propia estructura de la filosofía, mientras que la ética era el objetivo de la existencia.

Para Zenón, el objetivo último de la vida era alcanzar la felicidad, teniendo claro que el hombre forma parte de una comunidad. Así, la naturaleza lleva al ser humano a amarse a sí mismo y a los demás, conservándose y conservando al mismo tiempo.

Por ese motivo, la escuela estoica rechaza cualquier diferenciación entre los hombres, ya fuera por nacimiento o por riqueza. Para ellos, todos estaban capacitados para alcanzar la virtud, siendo libres por naturaleza y no esclavos.

En este sentido, destacaban la importancia del conocimiento, ya que este otorga libertad, mientras que la ignorancia crea esclavitud.
Conocimiento

Aparte de lo anterior, los estoicos no evitaron entrar en algunos debates corrientes en la filosofía griega, como la esencia del ser y del mundo exterior.

En este aspecto, se posicionaron entre los que pensaban que todo conocimiento se adquiere a través de los sentidos. Estas sensaciones que se reciben acaban formando una representación del objeto percibido.

De acuerdo a sus enseñanzas, esto implica que el ser humano no nace con ideas innatas. Todo llega del exterior, aunque el hombre debe permitir que la representación se fije en su interior; es así como se capta intelectualmente la idea del objeto.

Felicidad

De acuerdo con Zenón, la mejor manera de alcanzar la felicidad es evitar las pasiones, los odios y las contrariedades. Para eso se debe vivir sin esperar nada especial de la vida, dejándose conducir por el destino.
Principales aportes
La lógica

Frente a la corriente dominante de la época marcada por Epicuro, Zenón señalaba que todo el conocimiento se adquiere por los sentidos. Sin embargo, también afirmó que cuando el conocimiento llega al hombre, este es capaz de percibir los conceptos morales generales.

Zenón y sus seguidores posteriores creían que tampoco los conocimientos lógicos eran innatos, sino aprendidos y que eran comunes para todos.
La física

Los expertos afirman que la física que explicó Zenón recibió una gran influencia de otros filósofos como Platón o Heráclito.

Para él, el logos (en forma de fuego) era el principio que regía el universo, tanto en lo material como en lo inmaterial. Por eso, nada puede escapar del destino universal ni de las leyes divinas.
La ética

A pesar de que, como se explicaba antes, los seres humanos estarían sujetos al logos, lo estoicos intentaron dar un sentido de libertad a la existencia.

La manera de hacerlo es aceptando la voluntad de ese fuego divino y combatiendo los instintos y pasiones. Zenón estableció una serie de principios comunes y que no podían separarse: la razón, la divinidad, la naturaleza, la libertad y la felicidad.

La razón era la herramienta para evitar las pasiones y obedecer las leyes sociales. Gracias a esta llegaba la felicidad y la libertad; de ahí la importancia del conocimiento para crear hombres libres.


El propio Zenón estableció una analogía entre la escuela y la vida, señalando que los seres humanos han llegado a esta para aprender.

Por este último motivo sus enseñanzas solían ser muy prácticas, de manera que sus discípulos pudieran conocer el modo de vivir correctamente y de superar las adversidades.
La virtud

La importancia que otorgaba Zenón a la virtud queda bien clara cuando se leen algunas frases que forman parte de su filosofía.

Así, se encuentran algunas que rezan que “El bien supremo [la virtud] es vivir de modo acorde a la naturaleza” o que “Zenón el estoico piensa que el fin es vivir conforme a la virtud”.
Obra

Lo único que se conserva de las obras de Zenón son algunos fragmentos que nos han llegado por citas de algunos de sus seguidores. En cambio, sí existe un listado de todos sus escritos elaborado por Diógenes Laercio.

Algunas de sus obras fueron La república, Los signos, El discurso, La naturaleza, La vida según la naturaleza y Las pasiones.

A pesar de esta falta de documentos, la escuela filosófica creada por Zenón sobrevivió a su fundador. De hecho, llegó a adquirir una gran importancia en la época romana, aunque con algunas notables modificaciones.

Para los estoicos romanos, la física y la lógica eran mucho menos importantes, centrándose tan solo en la ética. Estos filósofos, con su elogio a la ética del esfuerzo y a la disciplinar, contribuyeron a la posterior expansión del cristianismo en el Imperio.
Referencias
Biografías y vidas. Zenón de Citio. Obtenido de biografiasyvidas.com
EcuRed. Zenón de Citio. Obtenido de ecured.cu
Paginasobrefilosofia. El Estoicismo Antiguo. Zenón de Citio. Obtenido de paginasobrefilosofia.com
Philosophy basics. Zeno of Citium. Obtenido de philosophybasics.com
Mark, Joshua J. Zeno of Citium. Obtenido de ancient.eu
Complete Dictionary of Scientific Biography. Zeno of Citium. Obtenido de encyclopedia.com
Pigliucci, Massimo. Stoicism. Obtenido de iep.utm.edu
The Editors of Encyclopaedia Britannica. Zeno of Citium. Obtenido de britannica.com

Heráclito: biografía, filosofía y aportes



Heráclito de Éfeso (535 a 475 a.C.) fue un filósofo presocrático cuyos aportes a la filosofía y la ciencia representaron un importante precedente que daría origen al pensamiento filosófico más importante de la Grecia Antigua: el socrático. 

Era un hombre de formación autodidacta, por lo que no se le cuenta dentro de ninguna escuela o corriente del pensamiento filosófico o protofilosófico de la época. Nativo de la ciudad de Éfeso, fue considerado como uno de los pioneros en explorar el inconsciente humano en relación con la naturaleza.



Sus principales postulados se centraron en el movimiento y el cambio constante de todos los elementos y fenómenos presentes, así como en la dualidad y el enfrentamiento de lo opuesto como parte de un equilibrio universal.

Al igual que la Escuela de Milesia, con Tales, Anaximandro y Anaxímenes, Heráclito también definió un elemento primordial y originario para lo material y existente: el fuego, considerado también parte del alma humana.


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Biografía

Heráclito nació en en el año 535 antes de Cristo en Éfeso, una colonia de Grecia ubicada en donde actualmente se encuentra Turquía.

A pesar de que no se conoce mucha información sobre este filósofo griego, existen registros históricos que indican que Heráclito formó parte de una familia de nobles que era privilegiada y que pertenecía a la aristocracia de la época.

De hecho, en su familia era de carácter hereditario la asignación del cargo de sacerdote; reflejo de que eran pudientes y acomodados.

A pesar del protagonismo que tenía la familia de Heráclito, este filósofo se caracterizó desde temprana edad por ser introvertido y sin ningún gusto por la vida pública.
Carácter fuerte

Se dice que Heráclito iba en contra tanto de los tiranos que tuvieron el control de Éfeso en tiempos pasados, como de los nuevos representantes vinculados con la democracia que comenzaban a tener preponderancia en la época.

Esta poca simpatía por ambos enfoques le hizo merecedor de fuertes críticas, razón por la cual pasó buena parte de su vida aislado de los demás, dedicado a comprender el porqué de las cosas.

Según los registros hallados, puede decirse que Heráclito tenía un carácter fuerte; diversas fuentes indican que solía ser estricto, poco paciente y sarcástico. Además, algunos historiadores afirman que expresaba cierto desprecio por los ciudadanos comunes, lo que puede haber sido como consecuencia de su origen aristocrático.

Estas características de su personalidad también influyeron en que prefiriera aislarse ante las críticas que recibió durante su vida y evitar vincularse con aspectos relacionados con las artes y la religión.
Expulsión de Hermodoro

Otro evento que se dice pudo haber reafirmado su desprecio por sus semejantes en Éfeso y su decisión de aislarse de la sociedad fue que su amigo Hermodoro, también filósofo y natural de Grecia, fue desterrado de esa ciudad, lo que provocó en Heráclito mucha ira y disconformidad.

Para estudiar a fondo el pensamiento y para crear lo que más tarde serían las teorías de Heráclito, se fue a vivir a las montañas, en donde se encontraba casi totalmente aislado de la sociedad.

Se cree que Heráclito murió en un año alrededor del 470 antes de Cristo. Buena parte de su filosofía ha trascendido a los tiempos actuales gracias a las referencias hechas por el escritor Diógenes Laercio, nacido en Grecia.
Filosofía (pensamiento)

Sobre el pensamiento de Heráclito, hay enfoques que indican que no escribió ningún libro como tal, sino que todas las enseñanzas que impartió eran de carácter oral.

Con base en este escenario, se cree que fueron sus discípulos quienes llevaron a las letras las palabras de Heráclito. Este hecho hace que sea muy difícil confirmar su autoría sobre algunas frases y sentencias.

Sin embargo, existen registros que indican que parte de su pensamiento iba en contra del sistema —hasta entonces considerado como el natural— conformado y liderado por la aristocracia, y a favor las leyes creadas e instauradas por medio del Estado, ente representativo.

En general, puede decirse que la filosofía de Heráclito se basa en tres conceptos: theós, lógos y pỳr. El primer término hace referencia a aquello que es divino.


Por su parte, el lógos tiene relación con lo que Heráclito llamó “devenir” del universo, así como todo aquello que forma parte del discurso filosófico con relación a la razón y al pensamiento.

El último es el elemento más importante de la filosofía de Heráclito, pỳr , que corresponde al fuego creador de todo lo que existe. Este término es la interpretación de Heráclito del concepto de arjé.
Búsqueda de lo opuesto

Heráclito estableció que el mundo estaba en cambio constante y perenne, y que en medio de este proceso de transformación cada elemento se convierte en su ente contrario.

Además, el hecho del constante cambio y, por ende, la renovación periódica, implica que no se pueden experimentar los mismos escenarios varias veces. Es decir, jamás será posible que un lugar siga siendo el mismo, porque de forma constante las cosas propias de ese lugar están transformándose.

En cuanto al ser humano, Heráclito estipuló que el hombre está en constante lucha dados estos cambios y transformaciones que todo el tiempo están generándose.

Como consecuencia de esta alternancia perenne entre caracteres opuestos, el concepto de cualidad asociado a una característica humana se vuelve algo relativo.

Al mismo tiempo, en medio de esta lucha el ser humano tiene el escenario perfecto para descubrir su propia identidad, dado que va transformándose una y otra vez en cosas opuestas.

Según Heráclito, este proceso tiene importancia en cuanto a que constituye el motor a través del cual el mundo y las cosas evolucionan y se transforman. Esta visión era considerada contraria a lo que se daba por hecho en aquella época.
Concepto de Arjé

Como se mencionó anteriormente, uno de los puntos más relevantes de la filosofía de Heráclito es que llegó a considerar al fuego como el elemento principal y esencial de todas las cosas.

El arjé, también conocido como arché o arqué, es el concepto que se tenía en épocas de la antigua Grecia para referirse al inicio del universo conocido; se trataba de la explicación dada sobre el origen de todas las cosas.

Heráclito consideraba que todos los cambios que se generan en la naturaleza tenían como elemento desencadenante al fuego.

Según Heráclito, todas las cosas que existen nacen a través del fuego, siguiendo el orden fuego, aire, agua y tierra. Asímismo, indicaba que las cosas perecían de igual forma, pero en un sentido inverso; es decir: tierra, agua, aire y fuego.

En definitiva, para Heráclito el fuego era el comienzo y el fin de todas las cosas que formaban parte de la naturaleza, incluso era considerado también el origen del alma. Según este filósofo, dicho fuego nace como consecuencia de una necesidad determinada.
Obras

Según los registros obtenidos, Heráclito escribió una sola obra llamada De la naturaleza. Vale acotar que ese mismo título solían tener las obras que versaban sobre temas filosóficos en la Antigua Grecia.


Como se mencionó anteriormente, no hay seguridad en cuanto a si el libro de Heráclito realmente fue concebido por él como tal o si se trató de una recopilación que posteriormente hicieron sus discípulos, compilación que incluyó las nociones y descripciones de Heráclito sobre diversos temas.

En cualquier caso, Diógenes Laercio fue el escritor griego que atribuyó el libro De la naturaleza a Heráclito. Este libro se divide en tres capítulos: el primero de estos habla sobre la cosmología, el segundo se enfoca en el ámbito político, y el tercer capítulo se refiere al tema teológico.
Uso de aforismos

La estructura de su única obra está conformada por más de cien sentencias, sin conexión directa entre sí. Heráclito se caracterizó por utilizar los aforismos como forma de expresar su pensamiento.

Los aforismos son aquellas sentencias que tienen como característica ser tajantes y cortas, y que se utilizan para describir conceptos que se consideran verdades en un ámbito específico.

Se dice que el hecho de que utilizara aforismos para dar a conocer sus ideas va en consonancia con las características que se han podido conocer de este personaje, pues Heráclito se caracterizaba por ser un tanto enigmático, así como introspectivo y muy severo.

Todas estas peculiaridades le hicieron ganar el sobrenombre de “el oscuro”, y tienen coherencia con el sentido de los fragmentos suyos que se han encontrado.

Frases más destacadas

Tal como se explicó antes, la obra de Heráclito está conformada por frases y sentencias concretas. A continuación mencionaremos algunas de las más emblemáticas:

-Ninguna cosa resiste excepto el cambio.

-Cada día el sol es un elemento nuevo.

-No es posible pisar el mismo río dos veces, porque no es el mismo río y tampoco es el mismo hombre.

-Dios es invierno y verano, saciedad y hambre, guerra y paz, día y noche.

-Todo cambia; por ende, nada es.

-A los que entren a un mismo río, son distintas las aguas que les cubrirán.

-Al no tener esperanzas es posible encontrar lo inesperado.

-Las leyes del hombre se alimentan de la ley divina.

-Dios ve todo bueno y justo; son los hombres quienes han creado lo justo y lo injusto.

-Quienes buscan oro cavan bastante y no encuentran nada.

-La enfermedad hace que sea más agradable la salud; e hambre convierte en más agradable a la saciedad; y la fatiga hace que sea más agradable el reposo.

-El origen y el final se confunden en un círculo.

-El alma que es seca es la más sabia y, por ende, la mejor.

-Es de personas sabias hacer caso no a mí, sino al logos (la palabra), y así comprender que todas y cada una de las cosas en realidad son una.
Aportes principales
El fuego como elemento primordial

Así como los filósofos de la Escuela de Milesia desarrollaron en sus obras la existencia de un elemento natural que sirve como esencia y origen de todo lo existente, Heráclito continuó esta línea de pensamiento y le atribuyó esta cualidad al fuego.

Heráclito abordó el fuego como un elemento central que nunca se extinguía, cuyos movimientos naturales le permitían una existencia no estática, y que iba en compás con el resto de la movilidad natural del Universo.

El fuego no estaría presente solo en la tierra, sino también sería parte del alma humana.
La movilidad del Universo existente

Para Heráclito, todos los fenómenos de la naturaleza eran parte de un estado de movimiento y cambio constante. Nada es inerte, ni se mantiene inerte ni dura eternamente. Es el movimiento y la capacidad de cambio lo que permite el equilibrio universal.

Se le atribuye a Heráclito algunas frases metafóricas celebres que exponen este pensamiento: “Nadie se baña dos veces en el mismo río”. De esta forma, el filósofo logra exponer el carácter cambiante no solo de la naturaleza, sino también del hombre.

De la misma forma, Heráclito expuso una vez “Todo fluye”, brindando al universo una cierta arbitrariedad en cuanto a sus acciones, pero nunca una naturaleza estática.
Dualidad y oposición

Heráclito consideraba que los fenómenos cambiantes de la naturaleza y del hombre eran el resultado de contradicciones y oposiciones en la realidad. Su pensamiento desarrollaba que no era posible experimentar un estado si no se conocía o se había experimentado previamente su contraparte.

Todo está compuesto por su opuesto, y en algún momento pasa de uno a otro. Para desarrollar este punto, Heráclito manejaba la metáfora de un camino que sube y otro que baja, que al final no son sino el mismo camino. 

La vida da paso a la muerte, la salud a la enfermedad; un hombre no puede saber qué es estar sano si nunca ha estado enfermo.

El principio de la causalidad

Durante su vida, Heráclito desarrolló en su pensamiento la búsqueda de la causalidad; ¿Cuál es la causa de todo fenómeno o acción física o natural? El filósofo expuso que todo lo que acontece tiene una causa, y que nada puede ser la causa de sí mismo.

Si se continúa explorando de manera retrospectiva, en algún momento se llegara a una causa inicial, a la que Heráclito nombraba como Dios. Bajo este fundamento teológico, Heráclito también justificaba el orden natural de las cosas.
Logos

En su obra Heráclito desarrolló su percepción sobre el Logos. La palabra, la reflexión, la razón. Estos eran los atributos que Heráclito imprimía al Logos cuando pedía que no solo se escuchara la palabra que el profesaba, sino el Logos. 

Consideraba que el Logos estaba presente, pero podía hacerse incomprensible para los hombres.

Heráclito invitaba al razonamiento como parte de ese esquema universal que determinaba que, aunque todo fluía, también seguía un orden cósmico determinado, y el Logos formaba parte de ese camino a recorrer. 

El Logos, entonces, facilitaba las relaciones entre los elementos naturales, el bienestar del alma, la naturaleza de lo divino, etc.
Primeras concepciones de Estado

En su obra, Heráclito comenzó a esbozar lo que sería un Estado ideal o funcional. Sin embargo, para entonces, las condiciones sociales eran todavía muy precarias, dificultando el proceso de clasificación en una sociedad.

Para aquel momento en Grecia, era mínimo el número de personas que eran considerados ciudadanos, y quedaban excluidos niños, mujeres y esclavos. Se dice que Heráclito provenía de un entorno aristocrático, lo que le brindaba cierto sesgo social a la hora de desarrollar estos conceptos. 

Sin embargo, no profundizó mucho y, en cambio, expuso concepciones particulares frente a la guerra y al poder de un hombre sobre otro.
Concepción sobre la guerra y el autoconocimiento

Heráclito consideraba, filosófica y políticamente, la guerra como un fenómeno necesario para dar continuidad al orden cósmico natural, mediante la cual se evidenciaban otros conceptos planteados por él, como la dualidad y la oposición.

El choque de posiciones contrarias que no hacen sino dar paso a un nuevo estado o acontecer, permitía también determinar la posición de cada hombre en este nuevo orden y por lo tanto, arrojar una nueva perspectiva sobre el poder y la estructura que se comenzaba a tejer debajo de este. 

Este tipo de conflicto permitía al hombre conocerse y saber si poseía los atributos de un ser superior, o aquellos que lo condenarían a la bajeza (como en el caso de los esclavos).

A partir de esto, Heráclito comenzó a desarrollar los primeros ideales éticos del hombre, como conductas necesarias para la continuidad de la vida individual y en sociedad, que luego serían tomados y expandidos por una gran cantidad de filósofos posteriores, brindando a la ética su propio campo de estudio y reflexión.