¿Cómo se Originó la
Filosofía?
Por Isabel Castillo
El origen de la
filosofía se remonta al siglo VI antes de Cristo, en la Antigua Grecia.
Etimológicamente la palabra filosofía proviene de las raíces griegas philo y
sophia, que significan amor y sabiduría respectivamente.
Su traducción literal
es amor a la sabiduría, pero en su concepto más amplio, la filosofía se dedica
al estudio tanto de las cuestiones más básicas como de las más profundas de la
existencia humana.
Filósofos presocráticos
El primer pensador en
llamarse a sí mismo filósofo fue Pitágoras, aunque ciertamente no fue el
primero en tratar de encontrar respuestas a los grandes misterios del ser.
Origen de la filosofía:
del mito al logos
Antes de la aparición
de la filosofía, los eventos tanto naturales como humanos encontraban
explicaciones mitológicas. Hasta el siglo VI, la mitología estaba arraigada en
las costumbres y tradiciones de los pueblos antiguos.
Los relatos mitológicos
servían para dar una explicación del paso del tiempo, los fenómenos naturales,
el origen de la humanidad, los misterios de la vida y la muerte, entre otros.
También eran una manera de preservar los acontecimientos históricos.
La transición del mito al logos no se dio de
manera espontánea ni inmediata. Los primeros filósofos modificaron y
expandieron la forma de muchos de los supuestos mitológicos con respecto al
origen del cosmos, el ser humano y su rol en el gran esquema cosmológico.
El vocablo griego logos
significa orden, palabra y razón. Se usa para indicar una explicación racional,
no mitológica.
Heráclito fue el primer
filósofo que usó el término para hacer referencia al principio del cosmos que
organiza y ordena al mundo. Este principio tenía el poder de regular el
nacimiento y la decadencia de las cosas en el mundo.
Más tarde, los estoicos
desarrollaron esta noción, concibiéndola como el principio que dio vida y orden
a todos los seres del universo.
El primer filósofo
Tales de Mileto
El filósofo griego
Tales de Mileto es considerado el primer filósofo y padre de la filosofía
occidental. Nació en Mileto en la región asiática, aproximadamente entre los
años 620-625 a.C. Este filósofo hizo grandes contribuciones no solo al
desarrollo de la filosofía sino también de la ciencia.
Al dejar de lado la
mitología en la explicación de los fenómenos naturales o la existencia,
inauguró una nueva tradición que revolucionó la manera de concebir el mundo.
También, colaboró con el desarrollo del método científico al plantearse
hipótesis.
Este primer filósofo
natural propuso respuestas a una serie de preguntas sobre el planeta Tierra
como cuál era su forma y tamaño, cómo se sostenía, cuál era la causa de los terremotos y otros.
También especuló sobre
el sol y la luna. Estas propuestas fueron la génesis de las conjeturas
científicas sobre los fenómenos naturales.
Su gran mérito radica
en que sus teorías y argumentos podían ser refutados. Sus explicaciones sobre
los fenómenos naturales
eran materialistas y no
mitológicas o teológicas. Además, sus hipótesis eran racionales y científicas.
Filósofos presocráticos
Los pre-socráticos
fueron filósofos que precedieron el pensamiento de Sócrates. Estos se enfocaron en especular acerca del
principio material de la naturaleza.
Así, siguiendo la tradición
iniciada por Tales de Mileto, utilizaron la razón para dar explicaciones sobre
el cosmos y su funcionamiento.
El Paso del Pensamiento Mítico al Pensamiento Racional
Por Alberto Cajal
La historia nos indica como el paso del pensamiento mítico al
pensamiento racional tardó muchos siglos en ocurrir. Terminar con los mitos y
las creencias populares por el análisis, la lógica y una explicación científica
no fue para nada fluido.
El pensamiento mítico fue la forma que utilizaba el hombre en
la antigüedad para dar explicación a los sucesos del entorno, fenómenos y
misterios que no podía resolver.
Esto dio origen a un sistema de creencias sobrenaturales,
rituales, y mitologías. Todo era basado en explicaciones normalmente absurdas,
lo que contribuyó a su posterior decadencia.
El paso del pensamiento
mítico al pensamiento racional
El cambio tuvo su comienzo en Grecia, a partir del siglo VIII
a.C., durante una crisis social, política y económica.
El auge del comercio por todo el Mediterráneo debido a la
crisis, permitió el intercambio de mercancías, pero también el de conocimientos
y cultura. Por ejemplo, el comercio con Egipto y Babilonia traen consigo
conocimientos sobre geometría y astronomía.
El dictado de normas de regulación del intenso comercio, dio
origen a la adopción de la escritura alfabética. Esto, a su vez facilitó la
transmisión de los conocimientos.
Además, empezaron a entrelazarse las creencias y valores,
todas ellas un conjunto de contrastes que dio lugar a la crítica.
La creación de una ciudad estado, la polis, dio como
resultado un gobierno democrático. En ésta ciudad estado, cualquier ciudadano
libre podía discutir en la Ágora (plaza pública) y decidir en la Asamblea. Así,
la política tenía participación pública.
Como la sociedad griega estaba basada en la esclavitud, los
ciudadanos libres tenían más tiempo de ocio. Esto estimuló el intercambio de
investigaciones científicas e intelectuales.
Origen de la filosofía
La filosofía tuvo su origen en la crítica de los valores del
pensamiento mítico y el comienzo de un cambio de mentalidad.
Comenzó a gestarse la idea de que todo tenía una explicación
natural y racional. Que todo aquello que se atribuía a la voluntad de los
dioses, tenía una explicación objetiva.
En el paso del pensamiento mítico al racional, el nacimiento
de la filosofía tuvo un papel fundamental. Ésta produjo nuevos conocimientos,
convirtiéndose en un arma para derribar los viejos mitos en el terreno moral,
político, teológico, científico y natural.
El pensamiento mítico es un relato fantástico, absurdo,
atribuible todo a unos seres sobrenaturales, (de dudosa moral). Estos decidían
sobre la naturaleza, la vida y la muerte.
En cambio, el pensamiento racional o filosófico, intentó
hallar una explicación a partir de la fundamentación y la demostración.
Cuestionando las ideas y pre conceptos aceptados hasta ese momento, por medio
de la discusión a través de diferentes puntos de vista.
El pensamiento racional estableció por medio de la deducción
un conjunto de normas naturales en donde los fenómenos ocurrían. Mediante éste
estudio se pudo prever cuándo o porqué podían ocurrir nuevamente.
Se cree que el primer filósofo de la historia fue Tales de
Mileto, que definió el agua como principio activo de todo lo que existe
(arché). Pensaba que todo procedía y volvía al agua. La dinámica del cosmos se
debía a los movimientos del agua.
Referencias
1.Pensamiento mítico, pensamiento racional. (2011).
Recuperado de sergio-hinojosa.blogspot.com.ar.
2.Del pensamiento mítico al pensamiento racional. (2015).
Recuperado de prezi.com.
3.Evolución del conocimiento desde el pensamiento mítico al
pensamiento racional «El logos». (2014). Recuperado de imageneslatinas.net.
4.La evolución del conocimiento: Del pensamiento mítico al
pensamiento racional. (2009). Recuperado de casadellibro.com.
5.Las condiciones del surgimiento del pensamiento racional.
Del pensamiento mítico al filosófico.Recuperado
defilosofiaieslaorden.wikispaces.com.
Estoicismo
De Wikipedia, la enciclopedia libre
El estoicismo es una escuela filosófica fundada por Zenón de Citio en el 301 a. C. Su doctrina filosófica estaba basada en el
dominio y control de los hechos, cosas y pasiones que perturban la vida,
valiéndose de la valentía y la razón del carácter personal. Su objetivo era
alcanzar la felicidad y la sabiduría prescindiendo de los bienes materiales.
Durante el período
helenístico adquirió
mayor importancia y difusión, ganando gran popularidad por todo el mundo
grecorromano, especialmente entre las élites romanas. Su período de
preeminencia va del siglo III a. C. hasta finales del
siglo II d. C. Tras esto, dio signos de agotamiento que
coincidieron con la descomposición social del alto
Imperio romano y el
auge del cristianismo.
Zenón de Citio (aprox. 333-262 a. C.) —a
veces llamado Zenón el Estoico de origen chipriota y posiblemente de
ascendencia mixta, griega y oriental.
Se trasladó a Atenas
en el 311 a. C. después de una vida agitada. Por
aquel entonces Atenas era el centro cultural del mundo griego, donde se
congregaban las principales escuelas de filosofía. Durante su estancia, tomó
contacto con la filosofía socrática, en especial la de la escuela cínica, y la megárica. Según Diógenes
Laercio,
inicialmente se inclinó por el cinismo, siendo alguien especialmente cercano a Crates, pero pronto abandonó esta escuela
al rechazar las numerosas «exageraciones» en que estos incurrían, porque no
podían ofrecerle ningún programa de vida válido. Tras este abandono del
cinismo, estudió con otros filósofos de las escuelas platónica, aristotélica y megárica pero, insatisfecho con
ellas, acabó creando su propia escuela, en la que combinaba múltiples aspectos
cínicos con los de otros filósofos como Heráclito.
Desde la antigüedad, se estudió la posible influencia sobre
Zenón de doctrinas semíticas tales como el judaísmo o las filosofías del Oriente Medio; el considerable parecido entre el
estoicismo y el cristianismo en algunas doctrinas, sobre todo en
la ética y en la cosmología, sugirieron a panegiristas
cristianos como Quintiliano y Tertuliano que Zenón estaba familiarizado, por
su origen semita, con el judaísmo.
La historia del estoicismo se divide en tres períodos: “stóa”
antiguo, “stóa” medio y “stóa” nuevo.
Estoicismo antiguo
El término estoicismo proviene del lugar en el
que Zenón comenzó, en el año 301 a. C., a dar sus lecciones en la Stóa poikilé
(en griego Στοα, stoa, ‘pórtico’), que era el Pórtico pintado del ágora de Atenas. Pronto atrajo a numerosos
seguidores, quienes, tras la muerte de Zenón, continuarían y expandirían su
filosofía. El estoicismo fue la última gran escuela de filosofía del mundo
griego en ser fundada, y continuó existiendo hasta que en el año
529 d. C. el emperador Justiniano clausuró la Escuela de
Atenas. La escuela cínica tuvo una clara influencia en la Stoa. Esto es
evidente desde los inicios de esta, pues las fuentes declaran que su fundador,
Zenón de Citio, estudió directamente con un cínico: Crates. Estoicos tardíos,
como Epicteto, identificaban al cínico Diógenes de Sínope como dechado de
hombre sabio.
El corpus doctrinal del estoicismo se basaba en las
escrituras de Zenón, hoy en día perdidas; no obstante, se sabe que escribió
numerosas obras entre cuyos títulos destacaban: De la vida conforme a la
naturaleza; De los universales; Argumentos dialécticos y De las pasiones.
Cuando Zenón muere en 261 a. C. se hacen cargo de la escuela Cleantes y Crisipo. A decir de Laercio, a este último
se le debe que el estoicismo perdurase: «Sin Crisipo no habría habido la Stóa». En
efecto, Crisipo, que dirigirá la Stóa desde el 232 a. C. hasta su
muerte, acaecida en 208 a. C., fijó el canon del estoicismo, perfeccionó
las investigaciones lógicas y sistematizó las enseñanzas de Zenón.
Desgraciadamente, de su obra solo han sobrevivido algunos escasos fragmentos y
unas pocas referencias hechas por otros autores, resultando complicado
discernir qué partes del ideario se deben a Zenón, a Crisipo y a Cleantes. En
general, apenas si se han conservado algunos fragmentos de los textos estoicos
más antiguos.
Estoicismo medio
Con la muerte de Crisipo, se dio por concluida la
primera fase del estoicismo, llamada Estoicismo antiguo. Esta primera etapa se
caracterizó sobre todo por el establecimiento formal de la doctrina. Tras
Crisipo, dirigieron la escuela Diógenes de Babilonia y Antípater de Tarso, comenzando la época
denominada Estoicismo medio. Durante la misma se da la expansión del estoicismo
por todo el mundo mediterráneo, aprovechando el impulso del mundo helenístico y
las redes comerciales surgidas con el auge de Roma. Sus principales figuras fueron Panecio de Rodas (185–109 a. C.) y,
sobre todo, Posidonio de Apamea. Quizá el hecho más
destacado de este período fue la introducción del estoicismo entre las élites
romanas. La sociedad aristocrática romana de los siglos II y I a. C.
valoraba en mucho los tiempos de «nuestros padres», refiriéndose a los siglos anteriores
en que la relevancia económica y militar de Roma todavía era escasa. Se
idealizaba y exaltaba la sencillez y la sobriedad de la vida de aquellos
tiempos y, como en todo el mundo griego, se miraba con desconfianza los lujos y
las costumbres modernas, más sofisticadas, que se habían ido introduciendo
conforme la República Romana ganaba preeminencia. La doctrina estoica, muy
favorable a esos puntos de vista, fue introducida con éxito, y ganó adeptos tan
conocidos como Catón el Viejo, Escipión el Africano y Catón el Joven; la notable fama de estos
favoreció todavía más al estoicismo, que pronto fue la escuela filosófica más
admirada por los romanos. De los escritos del período medio apenas se
conservan, de nuevo, más que unos pocos textos fragmentados.
Estoicismo nuevo
Usualmente, se considera que tras la muerte de Catón el Joven y la resolución de las guerras
civiles que condujeron al establecimiento del Imperio romano, surge la última etapa del
estoicismo, el llamado Estoicismo nuevo o Estoicismo romano. Los filósofos de
esta etapa han llegado a ser mucho más famosos y conocidos que los estoicos
antiguos (y sus obras se conservan en mayor número), y materializaron la
implantación del estoicismo como la principal doctrina de las élites romanas.
El estoicismo romano destaca por su vertiente eminentemente práctica, donde las
consideraciones lógicas, metafísicas o físicas del estoicismo antiguo pasan a
un segundo plano para desarrollar, sobre todo, la vertiente ética de la
escuela. Los principales exponentes de esta etapa, y posiblemente los estoicos
más famosos, fueron Lucio
Anneo Séneca
(4 a. C.-65 d. C.), uno de los escritores romanos más
conocidos y quizá el estoico mejor conocido, Epicteto (50-130 d. C.), nacido
esclavo, y el emperador Marco Aurelio (121-180 d. C.). La obra
de Séneca, Marco y Epicteto permite acercarse, de manera sencilla y didáctica,
a los principales aspectos del estoicismo, si bien no introdujeron ningún
elemento esencialmente original en la doctrina.
Tras la muerte de Marco Aurelio, se considera que el
estoicismo entra en decadencia. Las sucesivas crisis políticas, económicas y
militares que asolan el Imperio romano durante el siglo III, tienen como
consecuencia una revalorización de la espiritualidad que el estoicismo no puede
afrontar, surgiendo el neoplatonismo, que, a partir de
250 d. C., desplazará al estoicismo como principal doctrina de las
élites. El giro cultural de esta época provoca que el plan de vida estoico pase
a ser negativamente considerado; en esta época, esencialmente, el estoicismo
ganará su fama de envarado y rígido. Igualmente, el auge del cristianismo afecta negativamente a todas las
escuelas filosóficas helenísticas, al ser rechazadas muchas de sus enseñanzas
por contrarias a la doctrina cristiana. Para el año 300, la única de estas
capaz de objetar algo al cristianismo es el neoplatonismo, y el triunfo de
aquel sentencia definitivamente al movimiento helenista en general, que
formalmente concluye en el 529, cuando Justiniano cierra las escuelas filosóficas de
Atenas (el Liceo, la Academia, la Stoa).
Cronología[editar]
Influencia posterior
Justo Lipsio, el fundador del neoestoicismo.
El estoicismo influirá en numerosas corrientes filosóficas
posteriores, desde los primeros padres de la Iglesia hasta Descartes y Kant. Como se ha dicho, los primeros padres de la Iglesia
admiraron la ética del estoicismo, que consideraban especialmente cercana a la
suya propia; su calma, su serenidad, así como su posición frente a las
adversidades hicieron que algunos cristianos como Tertuliano trataran a estoicos como Séneca en los términos de «saepe noster»
(«a menudo, uno de los nuestros»), mientras que San
Jerónimo lo incluyó
en su catálogo de santos. Incluso se difundió la leyenda de que Séneca había
sido bautizado antes de morir por San Pablo, con quien además habría mantenido
correspondencia, y que Marco Aurelio habría igualmente mantenido
correspondencia con el papa y algunos cristianos romanos.
Durante el Renacimiento, el estoicismo ganó difusión entre las corrientes humanistas y universitarias: la primera obra de
Calvino fue una edición de De clementia de Séneca, y las referencias al estoicismo
nuevo son constantes en Erasmo, Juan Luis Vives y Michel
de Montaigne. En
esta época se revalorizó la actitud vital estoica; en la actualidad, se utiliza
cotidianamente el término «estoicismo» para referirse a la actitud de tomarse
las adversidades de la vida con fortaleza y aceptación.
Neostoicismo
Esta sección es un extracto de Neoestoicismo
El neoestoicismo fue un movimiento filosófico nacido
en el siglo XVI que unía en su concepción elementos del estoicismo y del cristianismo. Fue fundado por el humanista belga Justo Lipsio quien en 1584 publicó su famoso diálogo De constantia donde sentó las bases
del neoestoicismo. Más tarde desarrolló más su teoría en los tratados Manductio
ad stoicam philosophiam (Introducción a la filosofía estoica), Physiologia
stoicorum (Física del estoicismo) y Ethica (Ética).
El neoestoicismo es una filosofía práctica que sostiene que
la norma básica de la vida debería ser que el ser humano no puede ceder ante la
pasión terrenal sino someterse a los dictados de Dios. Los neoestoicistas distinguen entre cuatro pasiones
estoicas: gula, alegría, miedo y dolor.
El neoestoicismo tuvo una influencia directa en muchos
escritores de los siglos XVII y XVIII tales como: Montesquieu, Bossuet, Francis Bacon, Joseph Hall, Francisco
de Quevedo o Juan de Vera y Figueroa.
Filosofía estoica
Principios de la filosofía estoica
La filosofía no promete asegurar nada externo al hombre: en
otro caso supondría admitir algo que se encuentra más allá de su verdadero
objeto de estudio y materia. Pues del mismo modo en que el material del
carpintero es la madera, y el del escultor, bronce, el objeto del arte de
vivir es la propia vida de cada cual. — Epicteto. |
Los estoicos proclamaron que se puede alcanzar la libertad y
la tranquilidad tan solo siendo ajeno a las comodidades materiales, la fortuna
externa y dedicándose a una vida guiada por los principios de la razón y la
virtud (tal es la idea de la imperturbabilidad o ataraxia). Asumiendo una concepción
materialista de la naturaleza, siguieron a Heráclito en la creencia de que la sustancia
primera se halla en el fuego y en la veneración del logos, que identificaban con la energía, la ley, la razón y la
providencia encontradas en la naturaleza. La razón de los hombres se consideraba
también parte integrante del logos divino e inmortal. La doctrina estoica, que
consideraba esencial a cada persona como miembro de una familia universal,
ayudó a romper barreras regionales, sociales y raciales, y a preparar el camino
para la propagación de una religión universal. La doctrina estoica de la ley
natural, que convierte la naturaleza humana en norma para evaluar las leyes e instituciones
sociales, tuvo mucha influencia en Roma y en las legislaciones posteriores de
Occidente. Además tuvo importancia en corrientes y filósofos posteriores, como Descartes y Kant.
Los estoicos antiguos dividieron la filosofía
en tres partes (D.L. 7.41): la lógica (teoría del conocimiento y de la ciencia,
que incluye la retórica y la dialéctica), la física (ciencia sobre
el mundo y sobre las cosas) y la ética (ciencia de la conducta). Todas ellas se
refieren a aspectos de una misma realidad: el universo en su conjunto y el
conocimiento sobre él. Este puede ser explicado y comprendido globalmente
porque es una estructura organizada racionalmente de la que el hombre mismo es
parte integrante, siendo la faceta más importante la ética.
Lógica[editar]
Para los estoicos el terreno de la lógica
incluía no solo lo que modernamente se entiende por ello, sino además la
epistemología, la retórica y la gramática. En el campo de la lógica
desarrollaron la lógica inductiva. Dividieron la lógica en Retórica (ciencia
del recto decir) y Dialéctica (D.L. 7.41).
Epistemología: Teoría estoica del conocimiento[editar]
Los escépticos, muy influyentes a partir del siglo II a. C.
trataban de independizar al hombre del mundo mediante la abstención de juicio.
Dudaban de la posibilidad de conocimiento sensible, mediante el pensamiento
discursivo y de los resultados de combinar ambos. El relativismo de Protágoras es la base de la duda
escéptica respecto a los sentidos. No pueden ser una reproducción inmediata de
las cosas si la percepción varía de individuo en individuo y entre distintas
situaciones del mismo individuo o del objeto. Estas contingencias no se pueden
evitar, así que no hay posibilidad de conocimiento sensible. Por otra parte,
las opiniones vienen condicionadas por la costumbre. Ante la contradicción de
opiniones no se puede distinguir la veraz. El método de deducción silogística
de Aristóteles depende de las premisas.
Estas premisas ni se pueden admitir sin demostración ni pueden ser simplemente
hipotéticas. Por tanto, el camino del conocimiento de lo general a lo
particular mediante el silogismo es imposible, pues el punto de partida es
incierto. De modo que lo mejor desde el punto de vista escéptico es abstenerse
de juzgar, pues no se puede decir nada más allá del parecer.
Frente a ellos, los estoicos, filósofos
preocupados esencialmente por problemas éticos, sostienen que se llega a la
virtud por el saber. Por tanto, deben buscar el conocimiento pese a todas las
objeciones, y para ello deben encontrar un criterio de verdad certero.
Consideran que la percepción deja la impresión de lo externo en el alma, que al
nacer sería como una tabla de cera en la que lo exterior imprime sus signos.
Las representaciones generales se deben al enlace entre impresiones o a su
permanencia. No hay, pues, ni ideas platónicas ni una energía externa que
produzca conceptos. A partir de esta base, el argumento principal de los
estoicos para afirmar la existencia de un criterio de verdad es que las
impresiones son iguales para todos los individuos. Consideran que el consenso
de los hombres sobre las representaciones se puede tomar como punto de partida
para la demostración. Sin embargo, en el último estoicismo hay cambios respecto
a este punto. Para Cicerón no se trata del consenso entre los individuos, sino
de representaciones innatas, presentes desde el nacimiento en cada uno. Según
Cicerón, el hombre nace con unos principios morales, la creencia en Dios y
otros.
Respecto a las percepciones, los estoicos
consideran que el criterio del conocimiento verdadero es la evidencia de la
percepción. Las percepciones son verdaderas, el error -cuando hay
contradicciones- está en la opinión, no en las percepciones, que son veraces al
mostrar algo en unas determinadas circunstancias.
Física[editar]
En el campo de la física retornaron a la
filosofía de Heráclito: todo está sometido al
cambio, al movimiento. La física, según el estoicismo, es el estudio de la
naturaleza tanto del mundo físico en su totalidad como de cada uno de los seres
que lo componen, incluidos los seres divinos, humanos y animales.
Fundamentalmente especulativa, y en clara deuda con el pensamiento de Parménides de Elea (unidad del ser) y
Heráclito, la física estoica concibe la naturaleza como un fuego artístico en
camino de crear.
El universo es un todo armonioso y causalmente
relacionado (es decir, todo está relacionado por una serie de causas), que se
rige por un principio activo, el Logos cósmico y universal del que el hombre
también participa. Este logos cósmico, que es siempre el mismo es llamado
también Pneuma (‘soplo’, Spiritu en latín), aliento ígneo, ley natural,
naturaleza (physis), necesidad y moira (‘destino’, Fatum en latín), nombres
todos ellos que hacen referencia a un poder que crea, unifica y mantiene unidas
todas las cosas y que no es simplemente un poder físico: el pneuma o logos
universal es una entidad fundamentalmente racional: es Dios (panteísmo), un alma del mundo o mente
(razón) que todo lo rige y de cuya ley nada ni nadie puede sustraerse.
Inmanente al mundo, el logos es corpóreo, penetra y actúa sobre la materia
(hylé): principio pasivo, inerte y eterno que, en virtud del pneuma o logos,
produce todo ser y acontecer. Todo en la naturaleza es mezcla de estos dos
principios corpóreos (materialismo).
Aunque la naturaleza (physis) es plenamente
racional, no rige de la misma forma a todos los seres:
Los hombres nacen con un alma[7] como si fuera una «tabla
rasa» pero cuando adquieren cierta madurez pueden, mediante el uso de una
«fantasía» aceptar o rechazar las impresiones que los «iconos» que desprenden
las cosas fijan en el alma como conceptos. Cuando el hombre maduro ejerce una
«fantasía cataléptica» es capaz de comprender la verdad de los conceptos, a partir de dichas
impresiones y elaborar a partir de los mismos juicios verdaderos y razonamientos verdaderos.
En los animales irracionales mediante un alma
sensible que percibe pero no conoce.
Mediante un alma vegetal en las plantas.
Mediante el movimiento local de los átomos
regidos por el fatum o destino.[8]
La teología estoica es panteísta: no hay un
Dios fuera de la naturaleza o del mundo; es el mismo mundo en su totalidad el
que es divino, lo que justifica que la creencia en los dioses, pese a su
heterogeneidad, sea universal.
La concepción de un cosmos dotado de un principio
rector inteligente desemboca en una visión determinista del mundo donde nada
azaroso puede acaecer: todo está gobernado por una ley racional que es
inmanente (como su logos) y necesaria; el destino no es más que la estricta
cadena de los acontecimientos (causas) ligados entre sí: «Los sucesos
anteriores son causa de aquellos que les siguen, y en esta manera todas las
cosas van ligadas unas a las otras, y así no sucede cosa alguna en el mundo que
no sea enteramente consecuencia de aquella y ligada a la misma como a su
causa». (SVF, II, 945).
El azar no existe; es el simple desconocimiento
causal de los acontecimientos. Si nuestra mente pudiera captar la total
trabazón (conexión) de las causas podría entender el pasado, conocer el
presente y predecir el futuro. Este mundo es el mejor de todos los posibles y
nuestra existencia contribuye a este proyecto universal, por lo que, como
veremos, no hay que temer al destino, sino aceptarlo.
El logos que todo lo anima está presente en
todas las cosas como lógoi spermatikoi, ‘razones seminales’ de todo lo que
acontecerá. Como el mundo es eterno y el logos es siempre el mismo
inevitablemente habrán de repetirse todos los acontecimientos (eterno retorno) una y otra vez. El mundo se
desenvuelve en grandes ciclos cósmicos (aión, ‘año cósmico’), de duración
determinada, al final de los cuales todo volverá a comenzar de nuevo, incluso
nosotros mismos. Cada ciclo acaba con una conflagración universal o consumación por el fuego
de donde brotarán de nuevo los elementos (aire, agua y tierra) que componen
todos los cuerpos, comenzando así un nuevo ciclo.
Ética: La moral estoica[editar]
Al estar todos los acontecimientos del mundo
rigurosamente determinados y formar parte el hombre del
logos universal, la libertad no puede consistir más que
en la aceptación de nuestro propio destino, el cual estriba fundamentalmente en
vivir conforme a la naturaleza. Para ello, el hombre debe conocer qué hechos
son verdaderos y en qué se apoya su verdad.
El bien y la virtud consisten, por tanto, en
vivir de acuerdo con la razón, evitando las pasiones (pathos), que no son sino
desviaciones de nuestra propia naturaleza racional. La pasión es lo contrario
que la razón, es algo que sucede y que no se puede controlar, por lo tanto debe
evitarse. Las reacciones como el dolor, el placer o el temor, pueden y deben
dominarse a través del autocontrol ejercitado por la razón, la impasibilidad
(apátheia, de la cual deriva apatía) y la imperturbabilidad (ataraxia). Estas surgirán de la
comprensión de que no hay bien ni mal en sí, ya que todo lo que ocurre es parte
de un proyecto cósmico. Solo los ignorantes desconocen el logos
universal y se dejan arrastrar por sus pasiones.
El sabio ideal es aquel que vive conforme a la
razón, está libre de pasiones y se considera ciudadano del mundo. El cosmopolitismo, que defiende la igualdad y
solidaridad de los hombres.
Las cuatro virtudes cardinales (aretai) de la filosofía
estoica son una clasificación derivada de las enseñanzas de Platón (República IV. 426–435):
Sabiduría (σοφία " sophia ")
Coraje (ανδρεία " andreia
")
Justicia (δικαιοσύνη "
dikaiosyne ")
Templanza (σωφροσύνη " sophrosyne
")
Después de Sócrates, los estoicos sostuvieron
que la infelicidad y el mal son el resultado de la ignorancia humana de la
razón en la naturaleza. Si alguien no es amable, es porque no es consciente de
su propia razón universal, lo que lleva a la conclusión de la crueldad. La
solución al mal y la infelicidad es, entonces, la práctica de la filosofía
estoica: examinar los propios juicios y comportamiento y determinar dónde
divergen de la razón universal de la naturaleza.
Filosofía social[editar]
Una característica distintiva del estoicismo es
su cosmopolitismo; Según los estoicos, todas
las personas son manifestaciones del único espíritu universal y deben vivir en
amor fraternal y ayudarse mutuamente. En los Discursos, Epicteto comenta sobre la relación
del hombre con el mundo: "Cada ser humano es principalmente un ciudadano
de su propia comunidad; pero también es miembro de la gran ciudad de dioses y
hombres, de la cual la ciudad política es solo una copia."[9] Este sentimiento se hace
eco del de Diógenes de Sinope, quien dijo: "No soy ateniense ni corintio, sino ciudadano del
mundo".[10]
Sostuvieron que las diferencias externas, como
el rango y la riqueza, no tienen importancia en las relaciones sociales. En
cambio, abogaron por la hermandad de la humanidad y la igualdad natural de
todos los seres humanos. El estoicismo se convirtió en la escuela más
influyente del mundo grecorromano, y produjo una serie de escritores y
personalidades notables, como Catón el Joven y Epicteto.
En particular, se destacaron por su urgencia de
clemencia hacia los esclavos. Séneca exhortó:
"Recuerda amablemente que el que llamas esclavo nació de la misma
población, es sonreído por los mismos cielos y, en igualdad de condiciones con
ti mismo, respira, vive y muere".[11]
Principales figuras[editar]
Estoicismo antiguo (siglos III-II a. C.):[12] |
Estoicismo medio (siglos II–I a. C.): |
Estoicismo nuevo o romano (siglos I d. C.-III d. C.): |
Panecio (180–110 a. C.) Posidonio (155–51 a. C.) |
Véase también[editar]
Historia de la filosofía occidental
Referencias[editar]
↑ «Significado de Estoicismo». Consultado el 6 de febrero
de 2017.
↑ Vid. Diógenes Laercio, Vidas de los filósofos,
Zenón, 2.
↑ Störig, H. J., Historia de
la filosofía, ed. Tecnos, pp. 227–229.
↑ Zeller, Grundriss, pp.
250–251.
↑ «Estoicos». www.filosofia.org. Consultado el 16 de
febrero de 2020.
↑ Cfr. Flavio Arriano en su
compilación de los discursos de Epicteto, Discursos, 1.15.2.
↑ Para los estoicos, como para
todo el mundo griegos, y antiguo en general, el alma es ante todo principio de
«automovimiento», lo que constituye el alma del mundo como movimiento, y en las
plantas como vida vegetativa, en los animales como vida sensible y en el hombre
con capacidad de vida racional.
↑ En los hombres la libertad entendida
como posible aceptación del fatum para llegar a la ataraxia es posible porque en ciertos
casos el alma racional puede producir una declinatio o 'inclinación' en la
trayectoria de los átomos produciendo cierta modulación en el rígido determinismo de la naturaleza.
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