martes, 25 de noviembre de 2014

La chica fea que se vuelve hermosa

La chica fea que se vuelve hermosa, y otros argumentos típicos y repetitivos de Hollywood.

Hay quienes dicen que no existen las novedades en materia de entretenimiento, sino que todo se trata de algo inspirado en algo anterior. Están los que apuestan a actualizar los argumentos clásicos de las historias, algunos ya explorados durante la Antigua Grecia. Pero también están quienes a fuerza de poco pensar repiten los denominados "lugares comunes" de cualquier guión de cine. No vamos a echarles toda la culpa, ya que sabemos que a veces es el público quien reclama las líneas argumentales clásicas, pero sí, desde aquí, nos divertiremos enumerando algunos de los clichés más comunes de la industria cinematográfica. 

El rico y la pobre

Son incontables las novelas latinoamericanas que han basado su principal línea argumental en la relación entre un rico y apuesto millonario con una pobre, desdichada pero bella muchacha. El cine no se ha quedado atrás porque la consagrada historia de la Cenicienta parece nunca cansar a los espectadores. Sufriremos primero por el rechazo de ese hombre a una mujer que no está a su altura, pese a que dentro nuestro sabemos que la historia tendrá un final feliz, que ella se convertirá en princesa, en reina o en la esposa de un rico y buen hombre. Esperamos con ansias que algún cineasta nos deslumbre con un argumento de este tipo, pero con final infeliz.

El beso aguado

El punto más alto del argumento se aproxima, el romance está a punto de concretarse con un beso - nunca mejor la definición - de película. Al director se le ocurre que hay una manera de hacerlo aún más emocionante: ¿por qué no agregarle un poco de lluvia? Así, los protagonistas se besan apasionadamente bajo una cortina de agua artificial a la que le seguirá posiblemente una escena donde ellos se secan entre más besos y cariños al lado de una chimenea. Todo muy previsible para el espectador promedio y terriblemente aburrido para el cinéfilo.

El "patito feo"

La chica fea y tímida que en los últimos diez minutos de película se convierte en una sensual mujer. El chico con lentes, peinado con gomina y con perfil de nerd que se convierte en estrella de rock deseado por todas las mujeres. Todos argumentos muy repetidos, conocidos y obvios que, sin embargo, los guionistas no se cansan de explotar. Si además el artista que interpreta a estos "patitos feos" es en la vida real hermoso por naturaleza, ya sabrás el desenlace de la película antes de empezar a mirarla.

El suicida salvado

¿Alguien recuerda algún intento de suicidio concretado en una película? Seguramente existan, pero son intrascendentes. El puntapié para muchas historias parece haber sido la interrupción del intento de una persona de poner fin a su vida. Lo vimos en Titanic, entre los personajes de Leonardo Di Caprio y Kate Winslet. Esa otra persona que lo salva se podrá convertir en su interés romántico, su mentor en la vida o su mejor amigo. Cualquiera sea la relación, parece que a los guionistas les gusta explotar este recurso argumentativo.

Correr en zig zag

El apuesto y ágil héroe de la película ha quedado a merced de las balas de sus enemigos. Pero tranquilos: su habilidad y destreza lo sacarán de ese aprieto. Lo que no comprendemos es por qué corre en zig zag. Específicamente, ¿por qué en las películas los protagonistas no corren en línea recta? ¿Algún lector sale corriendo en zig zag? Además de considerarlo un cliché del cine de acción, no entendemos con qué propósito lo hacen. Quizás están borrachos pero no lo sabemos.

El mejor amigo, el enemigo

Son incontables las películas que apelan a un personaje cercano al protagonista como el malo encubierto. Padecemos junto al actor principal su tormento por las cuestiones malas que le suceden, los datos que se le filtran, intentando, junto a él, dilucidar quién lo está traicionando. Si eres un asiduo consumidor de películas, lo resolverá muy rápido. La razón: parece que a los guionistas no se les ocurren otras líneas argumentativas que no sea responsabilizar al mejor amigo del protagonista.

La rubia, la morocha

En cuestión de determinar la función de cada personaje, el cine ha recurrido reiteradamente al aspecto físico de los protagonistas. Así, sabremos que si la protagonista es rubia, bella y delgada estará del lado de los buenos, mientras que su rival directa será algo menos bella y morocha. En ciertos casos, el color de cabello se invierte y así la mala es la muchacha de cabellos dorados. En conclusión: al cine le encanta contraponer aspectos para presentarnos dos personajes enfrentados.

Vidrios que no lastiman

El héroe se encuentra en medio de una trifulca con su enemigo. Entre golpes y algunos disparos, su rival le propicia un golpe tan fuerte que atraviesa una ventana. El vidrio estalla en mil pedazos, él cae del otro lado, sano, sin un rasguño, ni una pequeña lastimadura. ¿Cómo hizo el héroe para atravesar una ventana, exponerse a miles de astillas de vidrio y no tener si quiera una gota de sangre? No lo sabemos, pero por las dudas, no lo intenten en sus casas.

Siempre triunfa la amistad

Si dos personas son designadas para trabajar juntas la regla de oro de cualquier argumento es que se odien en un principio y de a poco forjen una buena relación que termine en entrañable amistad al final de la película. Este argumento se suele dar entre policías que deben trabajar juntos o compañeros de universidad. Si las personas son del sexo opuesto, lo más probable es que se terminen enamorando. Para el cine, del odio al amor hay unos pocos minutos de película de distancia.

Nueva York = embotellamiento

Cuando las películas transcurren en la Gran Manzana, los personajes quedarán demorados en un embotellamiento en el climax de la película. No llegarán al acto escolar de sus hijos, a una reunión importante o al encuentro de su amado por estar atascados entre autos. La demora se empeorará por una ruidosa obra en construcción con la que se topan. Nótese también que, generalmente, no manejan sus propios autos, sino que viajan en los típicos taxis amarillos de Nueva York.





  • 1 comentario :

    Anónimo dijo...
    Lo de correr en zig zag tiene una explicación lógica: se supone que cuando alguien te está disparando, es más fácil que te de si sigues una trayectoria en línea recta al correr, es más fácil que calcule y apunte, en cambio, si corres en zig zag es más difícil apuntar y atinar, esto se puede comprobar hasta en un puesto de tiro al blanco, es más fácil atinar a blancos fijos que a blancos móviles y de los blancos es más fácil atinar a los que tienen trayectoria en línea recta que a los que tienen trayectorias irregulares

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